Jóvenes de todo el mundo salieron este viernes a las calles para exigir a sus gobiernos tomar medidas urgentes para evitar la crisis climática, en su mayor protesta desde el inicio de la pandemia del COVID-19. 

 

Esta iniciativa fue liderada bajo el movimiento ‘Fridays For Future’ que llegó a diferentes ciudades como Atenas, Berlín, Budapest, México D.F, Milán, Viena, Zurich, Varsovia, Estambul y muchas otras. 

 

La huelga ha comenzado justo cinco semanas antes de la cumbre COP26 de la ONU, cuyo objetivo es conseguir una acción climática más ambiciosa por parte de los líderes mundiales para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta.

Además, estas protestas también son motivadas por el último informe de la ONU sobre ciencia climática que advirtió en agosto que la actividad humana ya ha provocado alteraciones climáticas durante décadas, pero que una acción rápida y a gran escala para reducir las emisiones aún podría evitar algunos de los impactos más destructivos.

 

Esta es la primera manifestación climática de los jóvenes desde hace más de un año y medio.  En 2019 estos espacios sacaron a más de seis millones de personas a las calles, antes de que la pandemia del Covid-19 detuviera estas reuniones masivas y empujara los movimientos al internet. 

 

“Ha sido un año y medio muy extraño con esta pandemia. Pero, por supuesto, la crisis climática no ha desaparecido”, dijo la activista sueca Greta Thunberg. “Es todo lo contrario: ahora es incluso más urgente que antes”.

 

Fue justamente la protesta en solitario de Greta en Estocolmo hace tres años la que inició la idea de una “huelga climática” mundial. 

 

En su último informe la ONU resaltó que “las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera se mantienen en niveles sin precedentes y condenan al planeta a un peligroso calentamiento futuro”. 

 

Este los mensajes que levantaron los jóvenes este viernes, se leían carteles que decían: “Estamos aquí para demandar acciones efectivas”; “no hay plan b”; “Estoy aquí por mis nietos, la lucha tiene que ser de los jóvenes porque el planeta es de ellos”; y “el CO2 está en el aire”.

 

Además de las protestas en las calles, el activismo contra el cambio climático ha decidido abrir la vía judicial siguiendo el camino forjado por activistas en países como Holanda, Francia y Alemania. “Somos conscientes de que las actuaciones de activismo puro no están dando los resultados que necesitamos. Es decir, no han conseguido cambiar las políticas públicas”, explica Lorena Ruiz-Huerta, abogada de Greenpeace.