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Estudiantes llevando carteles como parte de un boicot escolar en toda la ciudad el 3 de febrero de 1964. Photo: Eddie Hausner/The New York Times
Estudiantes llevando carteles como parte de un boicot escolar en toda la ciudad el 3 de febrero de 1964. Photo: Eddie Hausner/The New York Times

El histórico boicot a las escuelas “multirraciales” que unió a latinos y negros

En julio de 1964, las familias racializadas de Nueva York le enseñaron al sistema educativo que “integración” es sinónimo de educación.

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Desde el asesinato de George Floyd, las imágenes de latinos y afroamericanos unidos bajo el paraguas del Black Lives Matter no sólo nos han hecho reflexionar sobre el racismo y la violencia estructural de este país con las minorías, sino que nos han hecho recordar que la lucha por los derechos civiles ha sido larga y que pueden rastraerse en la historia otros acontecimientos que fueron semillero de esta revolución que aspira a una mayor igualdad y concordia. 

En 1964, justo seis meses después de la histórica Marcha en Washington en la que Martin Luther King pronunció su conocido “I have a dream”, más de 400.000 familias y activistas negros y latinos se unieron para hacer un boicot al sistema educativo, que llamaba escuelas “multirraciales” a una especie de paripé segregacionistas en donde los alumnos de las minorías racializadas tenían mucho peor acceso a la educación e incluso funcionaban con jornadas de cuatro horas, según explica el artista Luis Gallo para Remezcla. 

De hecho, estos activistas reportaron en su día que los resultados académicos de los alumnos que asistían a escuelas “multirraciales” eran incluso peores que en las instituciones del sur, que todavía funcionaban con las leyes segregacionistas de Jim Crow -se abolieron en 1965-. 

"Nadie puede hacer más daño a estos niños que el que se les hace todos los días en este sistema de escuelas públicas", declaró a la prensa el reverendo Milton Galamison, uno de los organizadores del boicot de Bed-Stuy, Brooklyn, el día del boicot. Muchas personas pensaban como Galamison que los niños y las niñas del país debían tener una educación “racialmente equilibrada”.

A las protestas en Nueva York se unieron grupos como el Partido de los Panteras Negras y los Young Lords en los cinco distritos, e iban seguidos por familias latinas, sobre todo puertorriqueñas, que portaban carteles en español. 

"Memorizamos cantos como 'Jim Crow must go!' y algunos de los niños negros incluso trataron de aprender los cantos en español que algunas de nuestras madres gritaban", explicó a Gallo Mariana Ortiz, puertorriqueña que participó en el boicot cuando tenía 13 años. Su familia se había mudado a Corona, en Queens, un barrio fundamentalmente negro, y su padre se había involucrado con los Black Panters, acudía a reuniones y animaba a otros compatriotas a hacerlo. 

Más tarde, según le explicó Ortiz al artista, su padre se unió a los Young Lords, una especie de Black Panthers latinos que luchaban por los derechos de esta minoría, además de por la autodeterminación de Puerto Rico. Muchas de sus tácticas, añade Gallo, las habían adoptado de ellos, incluyendo la batalla por abolir las desigualdades en el sistema educativo neoyorquino. 

Los eufemismos son peligrosos. Quienes discriminan son a veces expertos en retorcer la palabra:

Mientras que la segregación era ilegal en las escuelas de la ciudad de Nueva York desde la década de los 20’, la distribución de negros y marrones en barrios mucho peores consolidaba los ghettos, con escuelas peores, y la Junta Escolar manipulaba las zonas de asistencia para que los hijos de blancos no tuviesen que compartir aula con negros y latinos. 

La protesta de las familias y los activistas fue duramente reprimidas y se los tomó en la prensa por un conjunto de incontrolados. También hubo manifestaciones en contra, sobre todo de madres blancas que no ocultaban su defensa a la segregación. 

Finalmente, las escuelas públicas respondieron creando líneas de autobús para que los chicos de barrios complicados pudieran asistir a mejores instituciones en barrios de mayoría blanca. Pero a día de hoy, asegura Gallo, Nueva York sigue fuertemente segregada a través del urbanismo. 

Otro motivo de lucha que unir a la reivindicación.

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