Desde que Fidel Castro prohibió la religión al tomar el control de Cuba en 1959, la mayoría de la población en la Isla es católica. Cuando el Papa Juan Pablo II visitó Cuba en 1998, hubo un pequeño porcentaje de cubanos que supusieron que quizás el gobierno se estaría volviendo más tolerante a la religión. ¿Aceptarían también el Islam?

Los estudiantes musulmanes que vinieron de países como Nigeria, Pakistán y Ruanda, introdujeron la religión en Cuba en los años 70 y 80. El Islam ha ido creciendo poco a poco dentro del país comunista. De los 11 millones de personas, existen alrededor de 9000 musulmanes. Considerando que no existe un linaje de trayectoria de esta religión en Cuba, muchos miembros son conversos que descubrieron su Fe al hablar con estudiantes y diplomáticos que vinieron de países predominantemente musulmanes.

Si bien forman parte de una población religiosa que ha crecido ya considerablemente en el mundo, una investigación del Centro Pew ha reportado que la población musulmana en el mundo crecerá un 73% en el año 2050. Durante los tempranos años 90, los ciudadanos musulmanes en Cuba lidiaban con la persecución por practicar su fe y terminaban adorando en secreto y por su cuenta.

Durante el verano del 2015, una Mezquita fue inaugurada en la Habana. La Mezquita dota tanto a hombres como a mujeres de la vestimenta tradicional, así como cordero durante las noches del Ramadán.

La adaptación del Islam es un gran cambio para los cubanos, pues muchos han crecido comiendo cerdo y bebiendo alcohol. Muchos musulmanes cubanos han sido capaces de adaptarse poco a poco. Con la falta de ancianos musulmanes que pudieran guiar a los jóvenes conversos, algunas viejas tradiciones están presentes aún, permitiendo a los conversos crear nuevas maneras de vivir como musulmán.

Es difícil decir si la muerte de Fidel Castro conllevará a un resurgir religioso en la Isla. Una cosa sí está clara: el objetivo de los musulmanes en Cuba es lograr que la gente no perciba el Islam o a sus miembros como radicales o como fuente de terrorismo, sino como una religión que cree en los principios de la paz y el amor.