El sueño de Gabo en Filadelfia
La visión de uno de los maestros universales de la literatura y el periodismo se ha hecho de alguna manera real en Market Street, aquí en la ciudad adoptiva de…
Gabriel García Márquez, más conocido por sus seguidores como "Gabo", tuvo un sueño, uno de los muchos que poblaron la imaginación huracanada de este maestro del periodismo y la literatura, hoy conmemorado en muchas partes del mundo, incluida la pared roja de AL DÍA Media Newsroom, aquí en Market Street West, en el centro financiero de Filadelfia, en los Estados Unidos.
Su sueño, sin embargo, nació, como lo hizo él mismo, en Aracataca (Colombia), o tal vez en el medio del calor de la sala de redacción en las que trabajó en la Costa Caribe colombiana, o en el imaginario Macondo, la ciudad mítica de su mundo de ficción pero certaramenteverdadero de Cien Años de Soledad, su novela más famosa.
Gabo soñaba con fundar una organización de noticias donde, según sus propias palabras, la edad media de la sala de redacción fuese de 25 años, con todo y esos sueños febriles, energía inagotable y también entusiasmo desbordante que solo las personas que se encuentran en la mitad de sus 20 pueden llegar a sentir.
Esta semana, mientras yo hablaba en una sala atestada de jóvenes reporteros bilingües, en este laboratorio del periodismo innovador en que se ha convertido la sala de redacción de AL DÍA, me di cuenta de que estábamos a punto de llegar a ese punto, exactamente 25 años después de haber iniciado esta empresa ingenua y poco práctica en el Norte de Filadelfia.
AL DÍA ha sido pionero en la educación de jóvenes periodistas de los más diversos orígenes en Filadelfia en los últimos 20 años, desde el momento en que el suscrito organizó el primer taller de "reportería y redacción," patrocinado por el Banco PNC, en el sótano de la iglesia del Reverendo Alberto Filomeno en el sector Olney del Norte de la ciudad.
O desde cuando el rector de la escuela secundaria Edison, el Doctor José Lebrón, envió a la sala de redacción a la joven Geraldine Rosado –entonces la mejor graduada de secundaria de esa escuela de North Philly– para ejercer como asistente de oficina en AL DÍA, ubicada en el 211 North 13th Street, que fue nuestra primera localización en Center City.
Mientras trabajaba en AL DÍA, Geraldine, a quien se le comunicó entonces nuestra intención de formarla como periodista de su comunidad puertorriqueña de Filadelfia, se licenció finalmente en Periodismo en la Escuela de Comunicación y Medios de la Universidad de Temple y, seis años más tarde, estuvo a punto de convertirse en la primera editora de AL DÍA nacida en Filadelfia (y todo ello antes de cumplir los 25 años).
Geraldine era así de capaz.
Igual que muchos otros que hoy, más de 10 años después, siguen sus pasos laborando en una sala de redacción que ha apostado por ellos como una parte importante del futuro de esta organización de noticias, tal y como lo que pueden ser también del futuro de los nuevos medios de comunicación que nazcan o se renueven en esta primera mitad del siglo XXI en nuestro país.
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Los mismísimos medios que, construídos por su curiosidad y empeño, en esta primera mitad del siglo XXI, quizá reflejen aquí en Norteamérica, así sea remotamente, el sueño tropical de Gabo.
A propósito, el sueño de Manuel Torres, Embajador de la Gran Colombia cuyos restos reposan en la Iglesia St Mary de la ciudad antigua, no era menos atrevido:
Ayudar desde Filadelfia al grupo de jóvenes conspiradores que liderados por Simón Bolivar luchaban a comienzos del siglo 19 por otra causa igualmente descabellada: Liberar a la América hispanoparlante del dominio autocrático de la corona española.
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