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Nacida en Mexico y residente en California, Claudia Meléndez es autora de la novela"A Fighting Chance", un retrato de la comunidad inmigrante mexicana en Salinas. 
Nacida en Mexico y residente en California, Claudia Meléndez es autora de la novela"A Fighting Chance", un retrato de la comunidad inmigrante mexicana en Salinas. 

Claudia Meléndez: “En California ya vivimos esta oleada de anti-inmigración en los 90"

Entrevista con la periodista y escritora Latina Claudia Meléndez, especializada en temas de inmigración ilegal para el Monterey Herald. En 2015 publicó la…

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Claudia Meléndez Salinas nació en Puebla (México) y al terminar la Secundaria sus tíos  la invitaron a pasar el verano en su casa de California para hacer de canguro de su hija pequeña. Ella aceptó encantada. Era una buena ocasión para conocer Estados Unidos y mejorar el inglés antes de empezar los estudios de Física y Matemáticas en la universidad.

Lo que no imaginaba Claudia era que la experiencia le gustaría tanto como para cambiar totalmente de planes y quedarse en EEUU un par de años. Meléndez se matriculó primero en Cabrillo College – así pudo sacarse el visado de estudiante-  y más tarde en la Universidad de California en Santa Cruz, donde empezó a tomarle el gusto por la escritura. Acabó convertida en periodista, profesión que le llevó a vivir a Texas, Los Angeles y finalmente a Salinas, California, donde reside junto a su marido desde hace un par de décadas.

 Actualmente, Meléndez cubre temas de inmigración y asuntos Latinos para el Monterey County Herald, un diario local, y en 2015 publicó su primera novela, “A Fighting Chance”(Arte Publico Press), resultado de diez años indagando en la comunidad latina del condado de Monterey. Con una maestría por la University of South California, Meléndez también es miembro del EWA, Education Writers Association, organización en Washington DC dedicada a la formación y mejora de periodistas en prensa escrita.

Estados Unidos tiene algunos de los mejores periódicos del mundo, como el New York Times, el Washington Post o el New Yorker. ¿Cómo ve la prensa latina en EEUU?

Antes de 2007 había mucho interés por el periodismo latino, pero cayó en picado después de la crisis. La prensa latina había crecido como un commodity, estaba muy pensada para hacer dinero. Pero la parte comercial no puede subsistir sin un buen servicio. Antes de la crisis trabajaba para Nuevo Mundo, un diario regional, que acabó cerrando en 2005. Era un periódico que se hacía en Guadalajara, en México, y se distribuía aquí, en California. No tenía mucho sentido. Era un diario sin apenas noticias locales, y claro, entras en un círculo vicioso, porque si no ofreces información interesante para tus lectores, acabarás cerrando.

En EEUU cuesta encontrar buen periodismo latino en español…

Está pasando cómo ocurrió con otras lenguas en EEUU. El alemán, el italiano… la primera generación de inmigrantes quiere leer en su lengua, pero la segunda generación aprende el idioma y ya no lo necesita. ¡El mismo Benjamin Franklin, uno de los Padres Fundadores de la Patria, leía en alemán y editó el primer diario en alemán [Die Philadelphische Zeitung, en 1732]!   Los Latinos de segunda generación están más acostumbrados a leer en inglés.

Además, el concepto “latino” es una etiqueta muy comercial, que engloba muchas nacionalidades diferentes. Pero ha servido a los medios de comunicación para ofrecer en bandeja de oro a las empresas anunciantes un mercado mucho más grande y uniforme. No es lo mismo decir “mercado latino” que mercado mexicano, dominicano, ecuatoriano…

El concepto “latino” es una etiqueta muy comercial

¿Es importante que no se pierda el buen periodismo local?

Sí, pero muchos medios hablan de lo mismo. Creen que se puede “localizar” la opinión sobre Trump, por ejemplo,  pero en el fondo todo el mundo piensa más o menos lo mismo. El periodismo local es importante y necesario, marca la diferencia, pero si el medio depende de una corporación más grande, lo que acaba priorizándose es la rentabilidad. [Las corporaciones] no quieren invertir en el producto sino en cómo ganar más dinero. El Monterey Herald, por ejemplo, fue adquirido hace cuatro años por un grupo más grande [Digital First Media, en Colorado], propietario de más de 70 medios en todo EEUU. Cuando yo me incorporé, en 2005, éramos diez periodistas. Ahora somos solo cinco para cubrir todo el condado. Y el periodismo local se basa en hablar y entrevistar a gente, y para eso hace falta tiempo y recursos. Me parece que el futuro del periodismo local está en proyectos más pequeños o en iniciativas non-profit.

A pesar de la crisis, usted sigue trabajando hoy de periodista. Todo uno lujo. Y eso que que usted quería ser físico –matemática…

Esa era mi idea inicial, pero al empezar los estudios en EEUU me di cuenta de quería estudiar algo que me permitiese conocer a más gente. En Cabrillo College empecé como colaboradora voluntaria en el periódico local,  era bilingüe.  Me gustaba mucho hablar y entrevistar a la gente. Y así estamos, después de 20 años, sigo siendo periodista.

Los últimos diez años los ha dedicado a reportar sobre la comunidad inmigrante en Salinas. ¿Han cambiado mucho las cosas con la llegada de Trump a la presidencia?

Han empeorado. Para gente como yo, que llegué con un visado de turista, estudié en la universidad y obtuve la ciudanía después de casarme con un norteamericano, conseguir el estatus legal fue un proceso relativamente fácil. Pero ahora hay más trámites, te hacen salir del país… El problema más grave de este país son los inmigrantes indocumentados. Hay cerca de 11 millones de indocumentados en este país. Es urgente regularizar su situación, porque sin papeles no pueden acceder ni a unos servicios médicos ni educación de calidad, ni conseguir buenos trabajos. Y eso va creando grandes divisiones en la sociedad. Acá en el condado de Monterrey es muy obvio, zonas muy ricas, como Carmel o Pebble Beach, y otras con mucha pobreza, casi tercermundista, como en Salinas. Ser indocumentado te relega a ciudadano de segunda categoría. En los últimos años mucha gente ha perdido sus casas y se ven obligados a vivir en tiendas de campaña. Muchos son inmigrantes mexicanos que vienen a trabajar en la agricultura. Ya hora, desde que Trump está en la presidencia, tienen miedo de ir a trabajar por si hay una redada de inmigración.

El problema más grave de este país son los inmigrantes indocumentados.

¿Cómo regularizar a tanta gente?

Obama lo intentó, primero con el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia,el DACA [en inglés: Deferred Action for Childhood Arrivals], un programa para regularizar los más de 700,000 inmigrantes ilegales que entraron al país con menos de 16 años. Y después con el DAPA (Deferred Action for Parents of Americans and Lawful Permanent Residents, en 2014, pero fue bloqueada por las Cortes [El DAPA era un programa que daba derecho a vivir y trabajar a inmigrantes ilegales que hubieran vivido en EEUU desde el año 2010 y tuvieran hijos con la ciudadanía norteamericana o la residencia permanente). Si no se regulariza su situación, seguirá siendo un país muy segregado.

Si no se regulariza la situación de los indocumentados, EEUU seguirá siendo un país muy segregado.

¿Su primera novela, "A Fighting Chance",  refleja los problemas de la comunidad latina en Salinas?

Esa era mi intención. Estaba frustrada porque como periodista estoy obligada a escribir notas de 300 palabras y tenía mucho que contar:  Salinas es una ciudad pobre, con pocos recursos económicos. Y en 2006 tuvimos una crisis de presupuesto que obligaba a cerrar las bibliotecas de la ciudad. Fue un escándalo a nivel nacional, ¡la ciudad de Steinbeck iba a cerrar las bibliotecas! Así que empecé una historia de un personaje inventado, un  joven mexicano –americano de familia muy pobre de Salinas, que está intentando sobrevivir en esta ciudad. Él quiere ser boxeador profesional para ganar mucho dinero y poder comprarle una casa a su mamá, que es trabajadora del campo y tiene muchas dificultades económicas desde que el padre les abandonó.  En esta zona hay muchos inmigrantes mexicanos trabajando en el campo que ahora  [con Trump] tienen mucho miedo de ir a trabajar, por temor a que lleguen los agentes del ICE.  Pero si no van a trabajar, ¿quién va a ir a recoger las lechugas y las fresas, entonces?

Hace poco escribió sobre el caso de Jose Manuel Martinez, un  inmigrante de 19 años de Salinas, beneficiario del DACA, que justamente era trabajador del campo.

Sí, y asustó mucho a la comunidad. Juan Manuel Martínez fue detenido por el ICE cuando acompañaba a un amigo a visitar la cárcel y le acusaron de querer introducir droga dentro de una cárcel. No era cierto. Los fiscales acabaron retirando los cargos. El muchacho no tenía antecedentes penales. Sus abogados negociaron  y al final solo fue acusado de estar estacionado en un lugar no permitido, el parking del sheriff, en la cárcel. No obstante, el caso puso de manifiesto que Trump se ha propuesto ir a por los indocumentados que han cometido crimen y el concepto “crimen” se está extendiendo. Además, esta Administración ha anunciado que contratará 15,000 nuevos agentes.

La literatura escrita por Latinos sigue siendo bastante desconocida en EEUU…

Hay escritores famosos, como Junot Diaz, pero no tenemos mucha visibilidad.  Yo ya asumí de entrada que el tema de mi novela no era muy comercial. Retratar la realidad de la comunidad latina no es un tema muy sexy para las masas y, por tanto, no tan atractivo para editoriales y agentes literarios. En la literatura, los temas sexy son modas que van cambiando: tuvimos vampiros, Harry Potters y magos, ahoratoca el estilo Hunger Games…

Retratar la realidad de la comunidad latina no es un tema muy sexy para las editoriales

California presume de ser el estado donde Trump sufrió la mayor derrota electoral y  de ser diferente y más avanzada que el resto de EEUU. ¿También lo ve así?

Viví en Texas un año y la verdad, es bien diferente. En los 90 acá ya pasamos esta oleada anti-inmigración que ahora vive el resto del país. Aquí la comunidad latina ahora es bastante fuerte, está más consolidada, ya lo superamos. Me gustaría pensar que también es lo que va a pasar en unos años en resto de Estados Unidos, que vamos adelantados. Washington debe entender que EEUU no puede volver a ser un “país blanco”, “europeo”. Lo que más me ha fascinado siempre de este país es su capacidad de reinventarse y dar cabida a las diferencias.  El rechazo a otras personas por su nacionalidad o raza es un peligro a nivel mundial. Estamos viviendo una crisis de desplazamientos y oleadas migratorias sin precedentes, y si no desarrollamos nuestra capacidad de compasión e integración nos va a ir muy mal como seres humanos