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Irlanda o Luxemburgo se han convertido en oasis fiscales para las grandes empresas de tecnología. Photo: El País
Irlanda o Luxemburgo se han convertido en oasis fiscales para las grandes empresas de tecnología. Photo: El País

Los “trucos” fiscales de los gigantes tecnológicos tienen los días contados en Europa

España ha sido el último país en reclamar a empresas como Google, Facebook o Amazon que paguen una tasa digital y dejen de escudarse en oasis fiscales como…

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Mientras la mayoría de las compañías sacan la lengua fuera e intentan sobrevivir a la gran crisis económica efecto de la pandemia de COVID-19, las tecnológicas se han beneficiado y mucho de la nueva normalidad casi exclusivamente virtual. Pero, ¿acaso no lo hacían ya?

En España, empresas como Facebook, Google, Amazon o Apple facturan tan sólo un 3% de todo lo que declara el sector de las telecomunicaciones. Es decir, que la suma teórica de sus ingresos -al menos según datos de 2018-, apenas llega a los 1.300 millones de euros, aunque curiosamente los centros logísticos de Amazon ingresen alrededor de los 364 millones de euros y las tiendas de Apple unos 382 millones. 

De esa forma, comparado con los operadores de telefonía, las tecnológicas pagan hasta 46 veces menos al tributar en otros países con mayores beneficios fiscales, como Irlanda o Luxemburgo, que junto a los países nórdicos están rabiosamente en contra de que se imponga una tasa digital europea para que dejen de esquivar sus impuestos y que tiene a Francia y ahora también a España como cabeza de lucha por la equidad y la transparencia fiscal. 

Si el director del Centro de Política y Administración Fiscal de la OCDE, Pascal Saint-Amans, declaraba hace unos días a un periódico español que la tasa digital es “una cuestión de justicia”, el pasado viernes el Ejecutivo de Pedro Sánchez anunciaba un nuevo anteproyecto de Ley de Telecomunicaciones por el que todas las compañías que prestan servicio de comunicación digital deberán abonar una tasa de operadores. 

Eso incluye a las empresas de servicios de correo electrónico, como Google, de videollamadas y asistentes de voz (Amazon y Apple) y las de mensajería instantánea, como WhatsApp o Telegram, aunque todavía es un misterio cómo lo harán estas apps si no generan beneficios con su servicio. 

Por una tasa digital

Este debate sobre la tributación de los gigantes tech no es nada nuevo, la Comisión Europea lleva tiempo tratando de imponer un consenso global sobre las nuevas reglas fiscales, pero la crisis ha agudizado su urgencia y la problemática ha acabado en la OCDE, donde se ha encontrado con el muro de hormigón de Estados Unidos, que acaba de descolgarse de las negociaciones. 

De no encontrar un acuerdo para finales de año, Europa lo tiene decidido: presentará su propuesta de impuesto digital europeo en el primer semestre de 2021. Lo que algunos ya prevén que ocurra, como el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, gran defensor de la tasa y quien culpa directamente a U.S. de bloquear un acuerdo de recaudación de impuestos que podría sumar y mucho, sobre todo porque la Unión busca fórmulas de devolver a los mercados los 750.000 millones de euros que pedirá para financiar los planes de recuperación post-COVID. 

Uno de estos llamados “recursos propios” es la tasa digital. 

“Hace tres años que negociamos este impuesto a nivel internacional, pero no vamos a esperar el beneplácito de Estados Unidos. No quieren la tasa digital y multiplican los obstáculos, incluso cuando el trabajo técnico ya está hecho”, sostuvo Le Maire durante el Ecofin celebrado la pasada semana en Berlín.