No hay Acción de Gracias sin arroz con gandules
En estos días festivos, los latinos preferimos opciones de comida que nos transporte al abrazo de nuestros seres queridos y el valor de nuestras tradiciones.
No. Un día de Acción de Gracias sin un buen plato de arroz con gandules no dan ganas ni de dar gracias. Al revés, lo que dan ganas es de sentarse a llorar mientras ves cómo te sirven dos cucharones de papa majada y un poco de stuffing por el lado. ¿Quién dijo que la papa majada iba bien con pavo? Y del tema del pavo, ni hablar. En Puerto Rico, y también en varias partes del Caribe, lo que se come es pernil, que es la parte trasera del cerdo. Y si al otro día sobra algo del pernil, se hace sandwich de pernil de desayuno. Pero como soy vegetariana, no les vengo a hablar de la batalla entre el pernil y el pavo. Lo mío es el arroz con gandules y aquí les dejo mis razones de porqué es mejor que la papa majada e incluso, que el famoso stuffing.
Cuando tenía seis años, recogía gandules con mi abuela en la parte de atrás de su casa en Puerto Rico, donde tenía sembrados varios arbustos pequeños. La rutina era sencilla: arrancar la vaina del arbusto, desgranar los gandules y tirar los granos a un envase lo suficientemente hondo para que hubiera gandules para la familia entera. En ocasiones, abuela me tenía que sacar la mano del envase porque me envolvía comiéndome los gandules que ella desgranaba. Desde ese entonces, me dejaba un bonche de gandules para mi sola en un envase pequeñito. Con la cosecha sacada del patio de mi abuela, se preparaba el tradicional plato de arroz con gandules para la cena de Acción de Gracias. Como ven, no se trata solo de confeccionar el plato y ya… el proceso conlleva respeto por las tradiciones y el mayor de los cariños.
Si nunca has visto un gandul, es lo más parecido a un guisante (pea). Son un tipo de legumbres ricas en hierro, fibra y proteínas que junto al arroz lo convierte en el plato perfecto en nutrientes, lo opuesto a unas papas majadas o con un side de stuffing… donde abundan los carbohidratos y los sabores sosos (sorry!). Según mi amiga Marangeli Mejías, quien es co-fundadora de AFROTAINO y puertorriqueña viviendo en Philadelphia, el arroz con gandules es un “stable” en la mesa de cualquier boricua o latino. A Marangeli tampoco le parece atractivo preparar un side de papas majadas para un día de Acción de Gracias, cuando se pueden hacer majados de batata, malanga y hasta de yuca. Y en cuanto al stuffing, Marangeli simplemente no puede bregar con él.
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“En un día de Acción de Gracias latino y puertorriqueño, lo que hay es arroz con gandules. La papa majada es más para un día cuando estés en baja, no para cuando estás celebrando”, me contó Marangeli en llamada telefónica.
Para los curiosos que se anden preguntando cómo se prepara este plato, les cuento que una rica receta de arroz con gandules debe de llevar sus buenas cucharadas de sofrito (entre más mejor así que no te pongas tímido), orégano brujo, pimientos morrones, aceitunas, y salsa de tomate. Una vez sofríes y mezclas todo, la clave del triunfo está en cubrir el arroz con gandules con hojas de guineo, de esta forma, la comida obtendrá un sabor “apastelado” difícil de olvidar.
No pretendo compartir la receta de abuela, pero si buscas en YouTube “arroz con gandules”, te salen varias opciones de vídeos geniales explicando cómo hacerlo. En su mayoría, son boricuas en la diáspora ayudando a otros latinos que se encuentran struggling para conseguir los ingredientes y preparar el plato. Las vloggers te aconsejan dónde puedes encontrar la lata de gandules en los Estados Unidos, cuál es la marca del sofrito que debes comprar y cómo colocar las hojas de plátano sobre el arroz mientras está en la olla. Escucharlas, fue regresar a casa. Fue volver al regaño amoroso de abuela mientras me comía sus gandules y al olor del arroz mientras se hervía entre especias y legumbres verdes.
Para todos los latinos que vivimos fuera de nuestras abuelitas y de patios llenos de arbustos de gandules, tener un plato de arroz con gandules en la mesa es lo más cercanos al cálido abrazo de nuestros seres queridos que viven a distancia, es el puente para llegar a los recuerdos más hermosos de nuestra niñez. Es decir te quiero, sin palabras. Es dar gracias por lo que tenemos y quiénes nos acompañan en el trayecto.
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