Este lunes en el Teatro Borràs de Barcelona, Manu Chao realizó el primero de una serie de conciertos bautizados como “Matalunes”. Con una formación acústica y sencilla, bongos, tuba, violín, además de guitarra y voz, el cantante convirtió el teatro en una verdadera fiesta y puso a todos a bailar. Con el público enmascarillado, respetando las distancias, las medidas de seguridad y todos los protocolos necesarios, el icónico músico dió una lección de que la cultura es segura. 

Con aforo lleno al 50%, la convocatoria resultó un éxito. Con la misteriosa frase “arrímate a Manuel” y el dibujo de una figura de espaldas, quevidentemente los seguidores de Manu Chao reconocieron inmediatamente, se promocionaba el concierto. Incluso algunos admiradores ya sabían que el músico se encontraba estos días por Barcelona, porque se había dejado ver en una manifestación en contra de la represión en Colombia, y están al tanto de que esta “estrategia de marketing” es usada por él desde hace años en conciertos más “underground”.

“Bona nit Urquinaona”, saludó Manu desde el teatro Borràs, situado en la plaza Urquinaona de Barcelona, dando inicio a la primera parte  del concierto que duró una hora y presentó casi todos sus temas en francés. Durante la segunda parte del concierto, el músico ha comenzado a cantar en español y a tocar temas como “La Verdolaga” y “La vida tómbola”,poniendo a bailar a la audiencia y a los propios músicos en sus bancos.

“¡Pase lo que pase, próxima estación esperanza!”, gritó Manu al público que en todo momento estuvo pendiente de mantener las distancias y respetar las normas covid, pero que no podía  disimular más las ganas de que todo vuelva a la normalidad. Tras lo ocurrido el pasado fin de semana luego de que España levantara el toque de queda y las calles se inundaron de una irresponsable cantidad de personas celebrando (sin distancia y sin mascarillas al grito de “libertad”), eventos como estos son un ejemplo a seguir para recordarnos que los espacios de cultura también pueden ser seguros.