Cuero, melenas y rasgueos DIY: Así suena el metal navajo
Ensayos y documentales empiezan modestamente a ahondar en el valor comunitario que la escena de metal do-it-yourself ha generado entre los Navajos.
Bandas como Ethnic De Generation, Testify o Mutilated Tyrant, así como el resto de las que participan en el tour Reservation Slaughter y pequeños escenarios improvisados tienen algo más en común más allá de la particularidad con la que los jóvenes navajos adornan su heavy metal. Es un espíritu artesanal de autogestión cultural que sirve como vehículo para nuevas narraciones comunitarias.
En una entrevista recién publicada Ashkan Soltani Stone, co-autor junto a Natale A. Zappia de “Rez Metal: Inside the Navajo Heavy Metal Scene”, aclara a la perfección las mutaciones entre las apariencias y la realidad musical: “Una de las cosas sobre el heavy metal en general es que hay esta noción de que el heavy metal conlleva cosas muy negativas, y conduce a un montón de problemas mentales, suicidio, etc. Sin embargo, creo que una cosa que yo mismo encontré como fanático del heavy metal es muy singular. Lo llamo una forma de ira constructiva [...] Una de las cosas que ofrece esta escena de la música heavy metal es reunir a todos estos jóvenes y darles un sentido de comunidad donde puedan expresarse y tratar ciertos temas que, es relevante para su experiencia diaria.
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Esta escena de omnipresentes baterías y riffs cínicamente sanguinarios puede encontrarse especialmente en las zonas de Fénix o Albuquerque, Nuevo México, y en todo el territorio navajo que se extiende por Arizona y Utah. Las letras de rez metal (abreviatura de reservation metal) beben enormemente de la tradición estadounidense más épica pero emplean ciertos códigos “nihilistas” del metal original Noruego, de ahí las menciones a matanzas y eventos violentos, pero puede apreciarse mucho más cinismo y autoconciencia.
La realidad es que más allá de suponer otra nota de color en el panorama del metal y un constructivo proyecto artístico para la expresión de los jóvenes navajos a menudo han servido esta clase de géneros derivados del rock para la formación de nuevos espacios en acartonados sistemas culturales. Punk y metal se han dado la mano durante la última mitad de siglo para permitir la libre expresión por todo el mundo: punks afroamericanos como Pure Hell, bandas chicanas como Los Crudos o Los Ilegales, punk latinoamericano brasileño como Coquetel Molotov o el punk radical vasco en España. Todo un mapa de nuevos símbolos exportados a base de arte y con la rabia necesaria para un proyecto tan titánico como remar contracorriente.
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