Richie Ray y Bobby Cruz: 55 años de buena música que no se detiene
Los Reyes de la Salsa prueban que envejecer es mandatorio, pero el ser viejo es opcional.
Quienes saben de Salsa recuerdan con nostalgia aquellos años en los que el tímido Son cubano se fusionaba con la psicodelia del jazz en la escena neoyorkina, como el momento exacto en el que la música latinoamericana cambió para siempre.
Fue gracias a un joven puertorriqueño, que entonces se hacía llamar Ricardo Ray, que el nuevo sonido fue bautizado como Salsa, por el sabor que daba a la música tradicional. Junto a Bobby Cruz, Ray sentaría las bases de uno de los fenómenos musicales más importantes de la historia.
Verlos en vivo, más de cincuenta años después, es una experiencia inolvidable.
El concierto comenzó con la canción, “La zafra”. No habían sonado un par de acordes cuando el público que abarrotaba el Coliseo “José Miguel Agrelot” de Puerto Rico ya estaba de pie aplaudiendo a sus ídolos. Richie Ray y Bobby Cruz estaban de vuelta en casa para celebrar cincuenta y cinco años haciendo música juntos. A pesar de haber viajado el mundo entero como embajadores de la salsa, a la hora de celebrar momentos importantes en su carrera la sangre llama y siempre los lleva a regresar a su isla.
Esa química que estas dos leyendas demuestran en el escenario nace de la fusión de dos historias de vida completamente diferentes. Roberto “Bobby” Cruz nace en un campo de Hormigueros, pueblo al suroeste de Puerto Rico. Luego del divorcio de sus padres llega con su madre a vivir a Nueva York a los catorce años. Y allí estaba esperándolo Ricardo Maldonado, hoy conocido como “Richie Ray”. Hijo de padres puertorriqueños, Richie nació y se crió en Brooklyn.
Eran como el aceite y el vinagre. Mientras Bobby se metía en gangas y peleaba en las calles de Nueva York, Richie ya estaba estudiando piano y bajo a los siete años. El niño era un prodigio musical que se formó en el mundo de la música clásica, graduándose de la prestigiosa “Julliard School of Music” de Nueva York. Los muchachos se conocieron porque sus madres trabajaban juntas. En ese momento Bobby ya tenía diecinueve años y había formado su propia orquesta.
“Richie tenía doce años cuando empezó a tocar con mi orquesta. Era tan chiquito que el bajo era más grande que él,” nos dice Bobby. “Mi orquesta tocaba la música de otros grupos. Yo le llevaba los discos a Richie y el me transcribía la música del disco al papel para que mis músicos la pudieran leer.”
A diferencia de Richie, Bobby se describe como autodidacta. Aprendió solito a manejar y desarrollar su inconfundible voz. Al día de hoy a sus ochenta y un años, edad en la cual muchos cantantes han perdido su capacidad vocal, él sigue escuchándose como siempre y nos asegura que sus cuerdas vocales están “como las de un muchacho de veinte.”
Richie dice que tan pronto conoció a Bobby reconoció en él un talento natural inmenso. “Tenía toda esta música en su cabeza, además de un conocimiento del idioma y de la cultura puertorriqueña que yo no tenía por haberme criado en Nueva York.” explica el pianista. “Además siempre admiré su tremendo empuje y un conocimiento de la calle que yo no tenía.”
Del encuentro de esos dos muchachos en el 1964 nace el matrimonio más sólido y duradero de la salsa. Richie asegura que si siguen juntos es porque desde el principio se permitieron ser “totalmente diferentes con todas nuestras loqueras.”
Hubo algo, sin embargo, en lo cual siempre coincidieron. Sabían que para poder triunfar en aquel momento necesitarían crear un sonido diferente al que se escuchaba en esa época. Y lo que se escuchaba era ritmos como el chacha, el mambo y la pachanga, de orquestas como las de Machito, Joe Cuba y Tito Puente, entre otros. Los músicos comenzaron a experimentar con orquestaciones y armonías diferentes. “Y de repente lo clásico que yo traía comenzó a colarse,” explica Ray. “Y así creamos un sonido que la gente comenzó a reconocer inmediatamente.”
Los llamados “Reyes de la salsa” confiesan que en sus comienzos visitaban constantemente las estaciones de radio del momento insistiendo en que tocaran su música. Fueron los primeros en utilizar bajo y piano electrónico en la salsa, y también en tener su propio sistema de sonido como orquesta.
El éxito profesional llegó mucho más rápido de lo que esperaban, pero en el caso de Richie Ray, este éxito afecto profundamente su relación con su padre.
“Mi papá era bipolar, aunque en aquel momento no lo llamábamos así. Sus cambios de personalidad eran drásticos,” cuenta Richie. “Nuestra relación siempre fue difícil pero cuando decidí abandonar la música clásica para tocar música popular se puso peor porque él nunca lo entendió.”
Bobby, siete años mayor que Richie, se convirtió entonces en una figura paterna para el muchacho. El cantante asegura que sigue viendo y admirando en su compañero de carrera al niño que conoció. “Hay un refrán que dice que ‘el envejecer es mandatorio, pero el ser viejo es opcional’,” dice Bobby. “Richie es un nene. Siempre ha sido un nene y sigue siendo un nene.”
Al escuchar hoy el poderoso sonido de estos dos mega talentos nos transportamos a las fiestas y bailes de las décadas de los setenta y ochenta. Canciones como el “Jala Jala,” “Mr. Trumpet Man,” “Agúzate”, “Sonido Bestial” y boleros como “Yo sé que te amo” y “Cuando me digas sí” son parte integral de la cultura popular de toda América Latina.
Luego de 134 producciones musicales, millones de discos vendidos, 16 discos de oro y platino, y el premio a la “Excelencia por trayectoria artística” otorgado por la Academia Latina de los Grammy en el 2006, Richie y Bobby parecen estar todavía lejos del retiro.
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“Yo me he retirado como veinte veces,” dice Bobby entre risas, “pero siempre aparece alguien que me ofrece lo suficiente ($) como para regresar. Richie dice que vamos a seguir tocando mientras yo pueda subirme a un escenario, aunque sea en silla de ruedas.” Al concierto de Puerto Rico en el cual celebraron sus 55 años juntos, le siguieron presentaciones en Méjico, Colombia y Florida.
Ambos artistas han hecho de la Florida su hogar. Richie, quien nunca ha tenido hijos, lleva cuarenta años de matrimonio con su esposa. Bobby lleva casado más de cincuenta y tiene tres hijos. “Los tres cantan, pero a ninguno de ellos le interesa la música popular. Los tres escogieron la iglesia.” dice Bobby orgulloso. “Uno de mis hijos suena igual que yo. Ese es pastor de la primera iglesia que Richie y yo fundamos.”
A esa iglesia a la que Bobby se refiere le han seguido decenas más a través de Latinoamérica, el Caribe, Estados Unidos y Europa. El ministerio de estos dos hermanos en la música y en la fe se inició con la conversión de Richie al cristianismo hace cuarenta y cinco años.
“Todo nos estaba yendo muy bien, pero yo no me sentía realizado,” explica el pianista. “Era como si algo me faltara, como si hubiese un dolor y un vacío que no se iba.” Fue una amiga que cantaba con ellos como corista quien lo llevó por primera vez a una iglesia cristiana.
Luego de que Richie abrazara la fe, Bobby y su esposa también lo hicieron. Durante varios años se dedicaron a fundar y pastorear iglesias y se limitaron a grabar únicamente música sacra. Posteriormente se separaron y cada uno se enfocó en sus propios proyectos. Pero ya para el 1991 se dio un reencuentro que los devolvió a los escenarios con un nuevo repertorio que incluía además de sus éxitos de siempre, la salsa cristiana que todavía sigue siendo parte de sus espectáculos.
A pesar de que ambos aseguran que la fe sigue moviendo sus vidas, ninguno de los dos artistas se encuentra activamente en el ministerio. Bobby se dedica a supervisar la administración de las iglesias que han fundado. Richie, por su parte, colabora con la iglesia “Spring of Life Church” en la ciudad de Miami la cual fue fundada por uno de sus “hijos espirituales”.
En cuanto a proyectos nuevos, ambos artistas coinciden en que siempre va a ser un reto crear innovar porque se han convertido en “esclavos de su éxito.” “Los fanáticos lo que quieren escuchar es lo que nos ha hecho famosos, eso es lo que nos piden,” explica Bobby. Sin embargo, ambos tienen ya nuevos proyectos independientes en agenda.
Bobby se encuentra negociando el lanzamiento de una producción musical de salsa para la cual realizó todos los arreglos y que incluye tanto composiciones nuevas como tradicionales. “Tengo un arreglo de ‘El cumbanchero’ donde destaco el rol del bongó,” explica. “Si recuerdas hay una línea en El cumbanchero que dice ‘bongosero que se va’. Yo nunca he entendido porqué se fue el bongosero si es lo más importante de la canción. Así que decidí hacerlo la prioridad.”
Richie está a punto de lanzar una producción instrumental que incluye un tema basado en una pieza que él disfrutaba interpretar en el piano cuando era niño: “Flight of the bumblee bee” (El vuelo de la abejita). Lo interesante es que la inspiración para su versión de esta composición llegó mientras veía una película de acción de Angelina Jolie. “Un día veo a Angelina Jolie dando patadas y puños y acabando con medio mundo en una película y me dije ‘esa es la abeja madre’. Y de ahí nació esta composición.”
Después de dominar la música clásica, el jazz y los ritmos afroantillanos ¿qué más le puede quedar por hacer a Richie Ray como músico? ¿Están el reggaetón o el trap fuera de su espectro musical? “No conozco personalmente a Daddy Yankee pero he escuchado que tiene alguna base cristiana. Pienso que una colaboración podría ser interesante. ¿Bad Bunny? Quien sabe. No lo haría ni por dinero ni por fama, sino para que el mensaje que quiero llevar llegue a otras audiencias.”
“Los Reyes de la Salsa” siguen sorprendiendo con su capacidad para reinventarse sin sacrificar el sonido que los define. No queda duda de que después de cincuenta y cinco años juntos Richie Ray y Bobby Cruz siguen viviendo su fe y su pasión por la música como bien decía la letra de uno de sus grandes éxitos, “a su manera”.
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