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“Crecerá la semilla de libertad que planto”. FOTOGRAFÍA: AgenciaACN / DiarideBCN
“Crecerá la semilla de libertad que planto”. FOTOGRAFÍA: AgenciaACN / DiarideBCN

(OP-ED) La detención del rapero Pablo Hásel “desnuda” los defectos del gobierno español

¿Qué dijo el rapero y por qué se le aplica la ley mordaza por injurias a la monarquía española mientras el rey borbón sigue fugado?

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No hay acto de violencia en las letras de Hásel que no sea recreado centenares de veces en el rap gangsta o el trap. Tampoco hay ningún verso escandaloso que no palidezca frente a otros géneros como el punk radical vasco.

Sin embargo, a primera hora de esta mañana entraba la policía en la universidad en la que se habían atrincherado para llevarse al rapero preso.

Los inviernos en Lleida (España), donde reside el cantante, son especialmente duros por la espesa niebla, una sombra sobre los marginados de la ciudad que tiene eco en sus primeras maquetas. Ayer por la noche, un centenar de jóvenes rodeaban la universidad en el centro donde el frío y la oscuridad se juntan ahora con la auténtica soledad en las calles que provoca el toque de queda impuesto por el gobierno catalán a las diez de la noche.

Aunque tradicionalmente tanto las universidades como las iglesias son lugares en los que cuesta más que entre la policía, la realidad es que precisamente la universidad de Lleida ha sido siempre favorable al respecto. Si bien los profesores se manifestaban a favor de la libertad de expresión en redes, el rector Jaume Puy se manifestaba a favor del dispositivo policial.

Arriesgando por la falta de apoyo y las elevadas multas por incumplir el toque de queda, los manifestantes se encerraron con el cantante en el interior de la facultad, nerviosos por la presencia de furgones de la policía en el exterior.

Así de tensos se han mantenido toda la noche, montando varias trincheras en el interior, hasta que cuando más agotados estaban y antes de iniciar un nuevo día de protestas, a las siete de la mañana, entraban los Mossos al interior entre gases y cadenas humanas.

“Jamás claudicaré, fascistas de mierda”

El combativo caso de Pablo Hásel pone simultáneamente de relieve varias de las tensiones actuales de la política española vinculadas con la libertad de expresión. Para comprender en profundidad su caso habría que aclarar en primer lugar la particularidad del rap español que se ha visto escindido por el auge del trap y la herencia del punk, que hace que varias bandas giren su temática sobre la justicia social. El rapero catalán representaba la vertiente más comunista de dicha escuela altamente politizada.

En segundo lugar, la comparación con el rap estadounidense es uno de los argumentos que el propio cantante explicaba en las charlas sobre libertad de expresión de los últimos años, detallando el modo en que ciertas expresiones de violencia se comprenden como partes diegéticas del género musical en muchos otros países, poniendo por ejemplo las letras de raperos como Necro o Immortal Technique.

El gobierno del Partido Popular aprobó un muy restrictivo plan de medidas represivas llamado Ley Mordaza en 2015, que amplía el concepto terrorismo para concebir delitos en redes sociales. También bajo la apariencia de proteger a los agentes, impide que los ciudadanos puedan grabar agresiones.

En la práctica, esta ley no ha sido aplicada contra bandas musicales de extrema derecha mientras que, como sí sucediera con bandas como Insane Clown Pose, ha servido para criminalizar a ciertos perfiles. No es el primer rapero de izquierdas condenado: Valtònyc está exiliado y La Insurgencia fue condenada a dos años. También hay titiriteros en la lista y numerosos usuarios de Twitter.

Para entrar en la cárcel en España la condena debe ser superior a dos años y un día. Su caso es el que más ha llamado la atención entre la oleada de represión porque mientras otros se enfrentan a multas, a Hásel se le acumulan condenas como para entrar en prisión.

Su historial con la policía se remonta a 2011 cuando se le procesa por menciones a bandas armadas como los GRAPO o Terra Lliure.

Quienes escuchen sus primeras maquetas, como Miedo y asco en Ilerda (2007) o Trastorno bipolar (2007), sabrán apreciar que toda su producción artística resultaba especialmente ácida y hasta qué medida estaba destinada ya a un nicho específico.

Sin embargo, eso no ha detenido a las fuerzas policiales que procesaron a su banda Prozaks, junto al rapero ilerdense Cíniko, por una canción contra el alcalde del Partido Socialista Catalán. Es precisamente el Partido Socialista Obrero Español quien ahora se encuentra en el gobierno.

“Especial dedicación al gobierno falsamente progresista”

A esas condenas se le suman acusaciones de ataques violentos contra plataformas de extrema derecha, trabajadoras de la sede del PP y una periodista de TV3. El golpe definitivo de la fiscalía venía en forma de condena de cinco años por “calumnias e injurias contra la Corona”, “calumnias e injurias contra instituciones del Estado” y “enaltecimiento del terrorismo” por tweets y canciones.

Pero no contaba la fiscalía con la peor agenda política posible. Por un lado, mientras se le condena por “calumnias” a la corona resulta que el antiguo monarca borbón se haya fugado en algún país árabe para evitar procedimientos de transparencia económica y pactos armamentísticos a los que se refiere el cantante.

Por otro lado el ambiente está especialmente crispado por los confinamientos y la ineficacia del gobierno tratando con la pandemia, que se vienen a sumar a medidas especialmente restrictivas y toques de queda. El gobierno de izquierdas intenta mostrarse a favor de la libertad de expresión pero resulta difícil de creer para la población mientras la policía se lleva al rapero de la universidad, además muchos no olvidan su vinculación con condenas anteriores.

Para terminar de complicar el asunto, desde que Valtònyc se fugó y apareció junto al expresidente catalán también fugado Carles Puigdemont, las fuerzas nacionalistas toman como parte de su represión el ejercicio de violencia del estado contra los cantantes. Pablo Hásel mostró su apoyo a la causa independentista, aunque en un marco de emancipación comunista, pero eso ha hecho que mucha gente que en condiciones normales no hubieran defendido al cantante tengan mayores simpatías para señalar que una vez iniciada la censura puede afectarnos a todos.

Aunque le dieron diez días para entrar en la cárcel, como había elecciones catalanas este domingo no quisieron detenerlo ni el viernes ni el sábado.

Tampoco ha podido respirar demasiado, ha publicado varios temas en los que criticar al nuevo monarca y hubo un concierto la semana pasada en el que continuamente rondaba la policía y sus sirenas de modo opresivo. Con las elecciones ya celebradas, parece que querían despejar la situación cuando antes.

Se esperan por ello importantes manifestaciones en los próximos días.