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Seis expertos independientes y numerosos escritores de todo el mundo defendieron a Aguilera escribiendo cartas incluso al gobierno paraguayo. Photo: Justicia Para Nelson Aguilera.
Seis expertos independientes y numerosos escritores de todo el mundo defendieron a Aguilera escribiendo cartas incluso al gobierno paraguayo. Photo: Justicia Para Nelson Aguilera.

¿Tienen los viajes en el tiempo copyright?

Diez años le ha costado al escritor paraguayo Nelson Aguilera luchar contra una acusación de plagio que pudo haberle llevado a la prisión.

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En Paraguay, un país donde según los índice de lectura cada ciudadano lee menos de un 0,25% de un libro al año, un escritor acaba de salvarse de ir a prisión después de un cuestionable caso de plagio que lleva más de una década en danza y en el que tuvieron que mediar organizaciones de escritores como el PEN Club Internacional. 

En 2010, el autor de literatura infantil Nelson Aguilera fue demandado por otra colega escritora, María Eugenia Garay, bajo acusación de “plagio inteligente” - cuando no se copia literalmente el texto de otra persona, pero se emplean las ideas fundamentales. 

Garay alegaba en 2010 que Aguilera había plagiado su novela para adultos El túnel del tiempo, de 2005, para escribir Karumbita: La Patriota, una historia infantil publicada por Alfaguara cinco años más tarde.

La acusación se basaba en que Nelson Aguilera había utilizado el motivo del viaje en el tiempo, central también en la historia de la escritora paraguaya, y había hecho viajar a sus personajes hasta la misma fecha histórica, 14 de mayo de 1811, en plena lucha por la libertad de Paraguay. 

En la historia de Karumbita son dos niños y una tortuga mágica que sueña que construye una máquina del tiempo quienes viajan a la citada época; mientras que en El Túnel del Tiempo son dos niños quienes viajan con su abuelo y varios personajes históricos, entre ellos Paracelso o Albert Einstein, a diferentes puntos claves de la historia de la humanidad -uno de ellos, la declaración de independencia del país.

Aunque seis expertos diferentes y numerosos escritores encontraron que las similitudes entre ambas historias no pueden ser consideradas un plagio, como publicó en una nota en apoyo de Aguilera el PEN Club Internacional en su momento, la acusación prosperó de una manera sin precedentes en el país, condenando al autor en 2013 a pasar 2 años  y seis meses en prisión, aunque María Eugenia Garay había pedido cinco años de castigo.

"Era la primera vez que un escritor iba a ir a la cárcel por un plagio ni siquiera demostrado".

El fallo fue unánime a favor de la escritora y el juez del caso, Víctor Alfieri, dijo entonces que Aguilera usó “necesariamente” el libro de Garay como modelo para escribir Karumbita “por el nudo y la secuencia de los hechos que acontecen en ambas obras”.

Nelson Aguilera se defendió a su vez, uniéndose a las voces de varios escritores que denunciaron que María Eugenia Garay era hermana de un ministro de la Corte Suprema de Justicia. 

Sin embargo, el caso fue dilatándose en el tiempo, casi como si la citada máquina utilizada como motivo del viaje en ambas historias se hubiese averiado. 

Los ejemplares de Karumbita fueron congelados, la reputación de Nelson Aguilera también se vio gravemente herida por esta acusación.

Hasta el pasado mes de diciembre, cuando diez años más tarde la causa ha sido declarada extinta. 

"Gracias a Dios recupero todos mis derechos, porque no podía salir del país, ahora ya puedo gestionar mi pasaporte, tampoco podía trabajar en entidades públicas o participar en concursos públicos", señaló a Efe Aguilera sobre los impedimentos que supuso para él las medidas alternativas a la prisión.

Para el autor, la solidaridad de compañeros escritores tanto en Paraguay como fuera del país, que enviaron cartas al Gobierno, la Corte y las embajadas, fue clave en impedir que el caso siguiera adelante. 

"Era la primera vez que un escritor iba a ir a la cárcel por un plagio ni siquiera demostrado", recordó Aguilera. “Los datos históricos no pertenecen a nadie, son de propiedad universal”, añadió.

Que tire la primera piedra

Quien esté libre de culpas… Curiosamente, el diario paraguayo La Nación informaba en 2015 de un escándalo que tenía a María Eugenia Garay, azote del plagio, en el punto de mira.

Ocurrió cuando los fans de El Señor de los Anillos detectaron que Garay había utilizado ilustraciones del libro escrito por Tolkien para su novela En busca del tesoro de los dioses (2006). 

Lo que provocó que uno de los ilustradores afectados,  el canadiense John Howe, reaccionase al flagrante uso de sus imágenes de esta manera tan ingeniosa:

"Parece que a Gandalf se le olvidó pedir permiso para entrar en Paraguay y acabó en un libro. Sinceramente creo que el libro se merece algo mejor que un pobre collage pirateado hecho con photoshop. La editorial incluso podría haber encargado una ilustración original a algún ilustrador local de género fantástico. Incluso teniendo en cuenta el viejo dicho de que no se puede juzgar un libro por su portada, se puede juzgar el compromiso de la editorial, y en realidad no debería consistir en piratear de forma chapucera una imagen bien conocida. Seguramente sería preferible ver la colaboración de uno o varios de los artistas jóvenes que probablemente encontrarían su inspiración para crear una obra digna de una serie original", escribió Howe en Facebook.