‘Matar a la madre patria’: investigando los orígenes del antiespañolismo en América Latina
El historiador y periodista basco Miguel Saralegui analiza en un ensayo las complejas relaciones entre España y las repúblicas latinoamericanas desde que se pro
¿Existe de verdad un sentimiento antiespañolista en América Latina? Y en el caso de que así lo sea, ¿cuál es su origen y por qué aún perdura?
Estas preguntas son las que trató de responder Miguel Manuel Saralegui (Bilbao, 1982), un joven filósofo, historiador y periodista basco en su ensayo Matar a la madre patria: Historia de una pasión latinoamericana (Tecnos, 2021).
El texto cuenta la historia de la construcción de las repúblicas latinoamericanas desde el punto de vista del antiespañolismo, un sentimiento que preocupaba al autor desde que en 2010 cruzó el Atlántico para instalarse en Santiago de Chile, donde hoy es profesor de Filosofía en la universidad de San Sebastián.
Una década después, Saralegui, autor de otros libros, decidió publicar este ensayo, donde en primer lugar hace un repaso a las mentes de los pensadores y políticos más importantes del siglo XIX latinoamericano: Simón Bolívar, los argentinos Domingo Faustino Sarmiento, Esteban Echeverría y Juan Bautista Alberdi, el venezolano nacionalizado chileno Andrés Bello (1781-1865), o el chileno José Victorino Lastarria, el poeta cubano José Martí, entre otros.
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“Esos y otros prohombres de la élite diseñaron una nueva América que, efectivamente, tenía poco que ver con la América en la que crecieron. Donde, en la frase, leemos “antiguo” habrá que leer “español”. Es decir: “el pueblo quedó español”, señala Saralegui en su libro.
Según el autor del ensayo, estas mentes revolucionarias buscaban borrar la herencia española de todos los lugares simbólicos en los que la sociedad criolla se entendía a sí misma: política, economía, raza y religión.
Saralegui, doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona y doctor en Historia por la universidad del País Vasco, afirma que el antiespañolismo pasó de ser la causa y el programa de la independencia de estos países para convertirse en el eje temporal por el que se expanden las repúblicas recién creadas.
Por otro lado, insiste que el antiespañolismo es la confirmación de un trauma identitario que, todavía en las más proespañolas décadas del siglo XX y XXI, servirá para explicar, justificar y desresponsabilizarse del fracaso republicano.
Y llega a la conclusión de que la mentalidad política suramericana está dominada por una “estructura de culpa ajena” y un imperativo de “revolución permanente”, de continua marcha (“bolivariana”) hacia el futuro.
Sin embargo, después de más de diez años en Chile, Saralegui desmiente que “este dramático, hiperbólico y un poco total antiespañolismo en el plano político demuestra que el principio de que las ideas generan siempre acciones es falso. En general, los españoles caemos entre bien y muy bien, el acento gusta, el trato humano es muy bueno; me da la impresión de que los españoles somos mucho mejor tratados en Latinoamérica de los que la mayoría de los latinoamericanos son tratados en España”, dijo en una entrevista en noviembre con el diario de derechas ABC.
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