Cien Años de Soledad, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba… La obra del escritor colombiano Gabriel García Márquez, “Gabo” para los amigos, es conocida en todo el mundo.  Pero, más allá de sus libros, ¿qué más sabe usted de la vida de este conocido autor latinoamericano, fallecido en 2014? Si le ha entrado el gusanillo de la curiosidad, está de suerte. Desde el mes pasado, los documentos, fotografías antiguas, anotaciones personales y otros manuscritos, incluyendo partes de una novela inédita, ya están disponibles en internet gracias al trabajo del Harry Ransom Center, en Austin, Texas.

En el año 2015, la familia de García Marquez vendió a este centro vinculado a la Universidad de Texas los archivos personales del escritor y ha estado digitalizando más de 27,500 documentos para poder colgarlos en la web y hacerlos accesibles al gran público de forma gratuita.

En la web pueden encontrarse documentos únicos, como las notas y fotografías del autor tras su encuentro con Bill Clinton en 1994, cuando el entonces presidente tuvo que hacer frente a la crisis de los balseros. Gabo le trasladó a Clinton un mensaje de Fidel Castro, en el que le decía que solo atendería a negociaciones sobre el levantamiento del bloqueo económico. “Cualquier otra cosa será inútil. Y no se equivoquen más. F. no se va a caer…”.

También hay fotos del autor y su esposa posando con actores y cantantes famosos, desde Robert Redford a Shakira, que visitó al escritor en su casad e Ciudad de Mexico en 2011.

Entre las cartas escaneadas, hay una dirigida a la pensadora Susan Sontag en el 2003 cuando ésta le criticó por su postura de apoyo al régimen cubano, a lo que él responde: “Yo mismo no podría calcular la cantidad de presos, disidentes y conspiradores que he ayudado, en absoluto silencio, a salir de la cárcel o a emigrar de Cuba en no menos de veinte años”.

Y lo que más llama la atención son las adivinanzas que él mismo componía por placer. Algunas sirvieron para el contenido de un calendario cubano ilustrado por el pintor chileno Roberto Matta.

Una de ellas, dice así:

“Parecía un loro perdido/en la naturaleza muerta/ de la nevera/ lo abrieron en canal/ y le sacaron el hígado de ganso viejo/ se lo llevaron a la mesa/ y le sacaron el corazón de piedra/ que Mercedes usaba en agosto/ para marcar los monogramas / de mis guayaberas/ mientras pasaba el agua cantando por aquí / cate carajo que no la vi.

La respuesta, por si no la adivinaron: el aguacate.