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Carlos Zéfiro realizó más de 800 comics de contenido sexual, según se cree. Photo: Agente Provocador
Carlos Zéfiro realizó más de 800 comics de contenido sexual, según se cree. Photo: Agente Provocador

El misterioso autor de cómics pornográficos que consiguió vencer la censura en Brasil

Conocido como Carlos Zéfiro, un funcionario bohemio se dedicó a dibujar “catecismos”, unas historietas sexuales que los brasileños de los años 50’ se pasaban…

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Unas décadas más tarde de que en Estados Unidos se popularizasen las llamadas “Biblias de Tijuana” que conteían historias pornográficas protagonizadas por artistas de Hollywood, Brasil vivió su propia revolución de la historieta erótica gracias a un misterioso dibujante.

Firmaba sus trabajos como “Carlos Zéfiro” y llegó a dibujar hasta 800 historietas eróticas y pornográficas en un momento, los años 50, en que en Brasil estaban prohibidas. Y, por tanto, eran aún más cotizadas.

La peregrina idea de lanzarse al porno, al menos el de carboncillo y papel, le llegó a Alcides Aguiar Caminha por pura necesidad.

Aguiar trabajaba en el departamento de Inmigración del Ministerio de Trabajo y su sueldo como funcionario apenas le rentaba para alimentar a la familia y darse algunos lujos de vida bohemia, como acudir a las rodas de samba -incluso llegó a componer a cuatro manos algunas.

Buen dibujante y amigo de los riesgos, el empleado se jugaba el puesto y una denuncia por actividades escandalosas, así que se inventó el alias de Carlos Zéfiro, inspirándose en el nombre de un autor de fotonovelas mexicanas. 

Zéfiro empezó compiando ilustraciones de revistas pornográficas extranjeras, que dibujaba sobre papel vegetal, y escribiendo él mismo los guiones.

Sus cómics de formato hiperreducido -solían tener entre 24 y 32 páginas para que cupieran en el bolsillo- se vendían de forma clandestina a través de quiosqueros de confianza y tuvieron mucho éxito en aquella época de represión porque, aparte de su contenido subido de tono, Carlos Zéfiro tenía una enorme creatividad. 

No eran puramente escenas sexuales, sino historias con una estructura, mucho humor y referencias a la cultura brasileña.

Evidentemente, la popularidad de estos cuadernillos conocidos como “catecismos” acabó por suponerle un problema al gobierno de Emílio Garrastazu Médici, que decidió dar caza al dibujante. 

Pero no lo consiguieron. Oculto tras su pseudónimo y con buenos amigos entre los impresores y los quiosqueros que guardaron silencio, Zéfiro logró eludir la censura y cuando se legalizaron las revistas eróticas sus historietas dejaron de suscitar tanto interés.

Al menos para los lectores. No así para los académicos e historiadores, que en los años 80’ realizaron numerosos ensayos sobre su obra preguntándose quién era el misterioso dibujante.

En 1991 el mundo supo la verdad, después de que otro dibujante oportunista se adjudicase los galones de ser Carlos Zéfiro en Playboy. 

El funcionario Alcides Aguiar tuvo al fin que salir del armario y lo hizo, trágicamente, un año antes de fallecer.

Desde entonces su fama fue creciendo hasta volverse un dibujante de culto cuyas imágenes han sido empleadas por artistas como Marisa Montes y se ha elogiado su estilo y su trazo más allá de lo explícito de sus dibujos.

Historia original de Agente Provocador.