"Los últimos Karankawas": Las identidades pueden ser engañosas
La novela debut de Kimberly Garza habla de una comunidad muy unida de familias mexicanas y filipinas estadounidenses en la costa de Texas
De padre latino y madre filipino-americana de primera generación, Kimberly Garza se crió en Uvalde (Texas), pero nació en Galveston, también en Texas, "donde las visitas de su infancia a sus parientes adquirieron un carácter de cuento de hadas", según informa el Texas Monthly.
Entonces la mayor parte de la comunidad filipina de Galveston acudía a la iglesia del Sagrado Corazón y trabajaba en la rama médica de la Universidad de Texas, UTMB, junto al Fish Village, el barrio en el que vivían sus parientes y en el que está ambientada su primera novela, The Last Karankawas (Henry Holt, sept 2022).
Galveston, un popular destino turístico y un importante puerto marítimo, atrae a millones de visitantes cada año. Sin embargo, pocos se atreven a dejar la playa o los grandes bulevares para acercarse al Fish Village, donde habitan las comunidades que durante generaciones han impulsado la isla, y a las que Garza convierte en sus protagonistas.
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La novela transcurre en 2008, cuando el huracán Ike está a punto de azotar la costa del Golfo y sacudir la vida de sus habitantes. Carly Castillo sólo ha conocido Fish Village. Su abuela Magdalena afirma que descienden de los karankawas, una tribu indígena tejana ya extinguida, lo que les une a Galveston. Pero a medida que Carly envejece, empieza a imaginar una vida en otro lugar, sin estar definida por la historia de su familia. Mientras tanto, su novio, Jess, que se ha convertido en el mejor jugador de fútbol americano, aprecia el aire marítimo y familiar. Ha tenido oportunidades de cambiar Galveston por ciudades más grandes y con más posibilidades. Pero no las aprovechó entonces, y seguro que no lo hará ahora. Cuando corre la voz de que una tormenta está cobrando fuerza en alta mar, convirtiéndose en el huracán Ike, todos los residentes de Galveston deben tomar una difícil decisión: tapar las ventanas y agazaparse o huir hacia el interior y abandonar sus hogares, que tanto les ha costado conseguir.
Tal y como informan los editores del libro, The Last Karankawas entrelaza una multitud de voces para presentar un retrato lírico y cargado de emoción de la supervivencia cotidiana. El resultado es una exploración inolvidable de la herencia familiar, la resistencia humana y las historias que nos asignamos a nosotros mismos, recordándonos que los vínculos más profundos no se forjan con sangre, sino con fuego.
Garza comenzó a escribir The Last Karankawas cuando era estudiante de posgrado en la Universidad de Texas en Austin y luego en la Universidad del Norte de Texas, con el objetivo de indagar en la intersección con los tejanos mexicanos y los filipinos, una comunidad a menudo ignorada. "Me gustaba la idea de retratar a diferentes personajes de diferentes orígenes y diferentes partes del mundo", dijo a Texas Highways. "Las identidades son complicadas. Se pueden tener muchas. También me interesa el conflicto que puede surgir al cuestionar tus responsabilidades con un lugar o con una familia o con un pueblo. Es algo que tiene que ver con los lazos que se unen, y con la profundidad y la rapidez con la que se unen".
Otro punto interesante de la primera novela de Garza es que los personajes se hablan entre sí en español, tagalo (una lengua nativa de Filipinas) e inglés a lo largo de la novela.
"En los últimos años, es muy liberador ver que se utilizan cada vez más las distintas lenguas en todos los aspectos del arte. Me pareció honesto retratar el cambio constante y el uso de las tres en diferentes momentos y para diferentes personajes. Así es como hablamos. Así es como sonamos. Así es como pensamos", dijo la autora a Texas Highways. "Cada lector accederá al texto de forma diferente, pero yo quería que lo sintiera como algo verdadero", concluyó.
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