Francesca Flores: la escritura como santuario
Con orígenes en Colombia, la escritora Francesca Flores mezcla su pasión por la historia latinoamericana con elementos de fantasía
Francesca Flores nació en Pittsburg, PA, de padre colombiano y madre blanca estadounidense. “Al crecer me resultó difícil conocer a otros latinos, ya que en mi barrio y en mi escuela no había muchos. Pero siempre intenté conectar con la gente y hablar español todo lo posible”, recordó en una entrevista con AL DÍA.
Flores es hoy una prometedora lingüista y autora de novelas juveniles protagonizadas por adolescentes latinas, en una especie de homenaje a sus raíces latinoamericanas, aunque fue criada mayoritariamente por su madre.
“Nunca pensé que llegaría a ser autora publicada. No sabía que podía dedicarme a ello, porque no sabía nada de nada de cómo funcionaba el mundo editorial ni de cómo ser parte de él”, admite.
Como explica en su blog, Flores creció entre dos mundos. Uno era la escuela privada donde estudiaba gracias a una beca. El segundo era su comunidad local de Pittsburg, donde la mayoría de sus amigos vivían envueltos en la pobreza, las bandas, las drogas “y muchos otros problemas con los que un adolescente no debería tener que lidiar”.
“Escribir me anclaba en ambos mundos, y era algo que podía hacer en el autobús entre el trabajo y la escuela, o por la noche una vez terminados los deberes”, escribe.
Al terminar el instituto, Flores cruzó el país para estudiar Relaciones Internacionales y Lingüística en San Francisco. Allí descubrió el sitio web Wattpad, “que me dio una vía para conectar con otros escritores, y algunos de ellos se hicieron muy buenos amigos. Estos amigos empezaron a publicar más en serio, y fue así como vi la luz”, recuerda.
Aprender de la experiencia
Su novela de debut, "Diamond City" (St. Martin's Press, 2020), está protagonizada por una adolescente latina, Aina Solís, que perdió a sus padres y acepta un trabajo como asesina para sobrevivir y encuentra una nueva familia en la que sus integrantes son como ella: los no deseados y olvidados.
“El mensaje que quería que se llevaran los lectores era cómo seguir estando orgullosos y sentirse valientes después de sobrevivir a circunstancias difíciles o humillantes. Quiero que los lectores que han crecido sin mucho dinero no sientan vergüenza por ello y se den cuenta de la fortaleza que han obtenido de sus experiencias", explica.
"También quería -dice- que los lectores, especialmente los jóvenes, fueran capaces de reconocer las señales de una relación manipuladora a través de la lectura de la experiencia de Aina”.
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Su libro más reciente, "The Witch and the Vampire" (Saint Martin's Press, Marzo 2023), es una adaptación queer de Rapunzel, en la que una bruja y un vampiro, que no confían en nadie más que en sí mismos, deben viajar juntos a través de un bosque maldito con peligros a cada paso.
“Mis personajes suelen ser latinas, pero como escribo mundos fantásticos, intento hacerlos míos en la medida de lo posible. Disfruto inventando nuevos mundos, idiomas e historias, pero mi experiencia personal y mis conocimientos siempre influyen en mi escritura", explica Flores.
"Me encanta aprender historia latinoamericana, y eso suele aparecer en mis libros también con dinámicas políticas y sociales, aunque sean sutiles”, señala. Asimismo, manifiesta que “con "The Witch and the Vampire" me propuse escribir un libro lleno de cosas que me gustaban: vampiros, bosques y naturaleza, poderes mágicos elementales y una fuerte amistad femenina (que se acaba convirtiendo en romance)”.
La decisión de Flores de dedicarse a la literatura juvenil fue accidental. “Durante mucho tiempo me limité a crear personajes solo unos años más jóvenes que yo. Estaba lo suficientemente cerca de su edad como para entender lo que sentían, pero lo suficientemente distanciada como para tener más perspectiva”, admite. Ahora ha decidido seguir escribiendo para adolescentes y adultos jóvenes “por lo tumultuosa que puede ser esa etapa de la vida”.
Agrega que "a menudo es difícil ver tus propias experiencias reflejadas en los medios, y creo que todo autor que escriba para jóvenes debe escribir sus propias y auténticas experiencias, porque habrá lectores que conecten con ello, y se verán a sí mismos en los medios por primera vez y sabrán que no están solos".
Tras haber experimentado la pobreza y la falta de hogar durante su juventud, Flores admite que “la escritura se convirtió de algún modo en su santuario”. Y continúa diciendo que “cuando había tan poco que podía controlar en mi vida, escribir era algo que sí podía controlar. Podía controlar mundos enteros en una página”.
Insiste en que le “encanta escribir historias sobre jóvenes que aprenden a asumir su propio poder, a elevarse por encima de sus circunstancias y a crecer a partir de sus experiencias”.
“Espero que los jóvenes lectores que se topen con mis libros puedan sentirse identificados y sacar de sus experiencias no sólo fuerza, sino también consuelo”, concluyó.
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