Lo animal no puede separarse de lo humano
La escritora ecuatoriana Natalia García Freire publica “Trajiste contigo el viento”, su segunda novela, inspirada en el hipnótico universo andino
En 2019 Natalia García Freire (Cuenca, Ecuador, 1991) publicaba su primera novela, “Nuestra piel muerta” (en inglés publicada bajo el título “This World Does Not Belong to Us”), seleccionada como uno de los mejores libros del año por el New York Times.
Tres años más tarde, García nos sorprende con “Trajiste contigo el viento”, su segunda novela, también inspirada en el hipnótico universo andino, publicada a principios de 2022 por la editorial La Navaja Suiza.
La historia sucede en el territorio imaginario de Cocuán, nombre inspirado en la marca genérica del clonazepam en Ecuador ( “Coquan”), medicamento que le recetaron para solucionar sus problemas de sueño.
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En Cocuán, un pueblo perdido y olvidado, entre la selva y el frío de las montañas andinas, nació Mildred, uno de los nueve personajes del libro, y allí también fue despojada de sus animales, su casa y sus tierras tras la muerte de su madre. Años después, una serie de sucesos extraños, desapariciones, episodios de locura y desvaríos, hará que sus habitantes recuerden la leyenda de la vieja Mildred y sientan de nuevo la sombra de la muerte que persigue al pueblo desde entonces.
Las voces de nueve personajes, Mildred, Ezequiel, Agustina, Manzi, Carmen, Víctor, Baltasar, Hermosina y Filatelio, nos hablan del pasado y el presente de un lugar condenado y del milagro de Diosmadre en la Tierra.
En esta novela, el lector se convierte en un habitante más de Cocuán y es arrastrado por un lenguaje desbordante que desdibuja las fronteras entre los sueños y la realidad.
Cocuán, según escribe el crítico José de Montfort en The Objective, también se inspira en otros dos territorios de ficción - Twin Peaks y Comala - que la autora considera fundacionales, “porque nos dejan ver situaciones complejas (la herida del territorio, el mestizaje, el racismo, la pelea por la tierra, la maldad) que no podríamos entender si no entrásemos en esa otra dimensión del espacio imaginario”, explica la autora en The Objective. Se trata de dos territoris “en los que no solo hablan los vivos, en el que no se callan los muertos y lo animal, el paisaje no se puede separar de lo humano”.
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