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“El abuso emocional y el acoso moral no ocurren solo en el entorno artístico y pueden impregnar todas y cada una de las relaciones humanas”. FOTOGRAFÍA: Colectivo Respeito Em Cena
“El abuso emocional y el acoso moral no ocurren solo en el entorno artístico y pueden impregnar todas y cada una de las relaciones humanas”. FOTOGRAFÍA: Colectivo Respeito Em Cena 

Las mujeres latinas en el cine se unen contra la violencia machista y lanzan un mensaje muy claro: "Respeto en la escena"

Una lacra más la violencia verbal invisible que sufren las mujeres actrices y productoras en la lucha por la igualdad.

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Nace desde el Brasil una campaña pensada para todas las latinas, Respeto en la escena, que busca funcionar como grupo de apoyo mutuo y contra la velada violencia patriarcal que se reproduce en los sets de rodaje y en la estructura de poder dentro de la industria del cine.

Muchos son los cinéfilos que cuentan anécdotas graciosas sobre directores que plasmaban la tensión del exterior y de su cerebro dentro de los rodajes, o los actores del método que volvían locos a sus compañeros y compañeras.

Sin embargo, esas muestras de desprecio no son divertidas como creen sino que forman parte de todo un sistema patriarcal que ha castigado y reprimido a directoras y actrices.

Si a ese panorama de normalizados abusos que iban mucho más allá de lo profesional, marcando las dinámicas de poder del exterior del set en su interior, se le suma el alud de violencia menos velada que ha destapado el #MeToo Brasil el resultado es un desolador panorama machista.

Según informa El País, a peores conclusiones llegó la realizadora y directora de documentales Luciana Sérvulo cuando enfermó hace un año y recapituló sobre todas las dificultades y vejaciones que tubo que afrontar como directora: “Yo no tenía idea antes del mal que el silencio me estaba haciendo, cómo estaba destruyendo mi salud física y mi salud emocional”.

Por ello en unos pocos meses organizó el colectivo Respeito Em Cena, que cuenta ya con todo tipo de perfiles profesionales, desde actrices y creadores hasta sociólogas o abogadas, de distintos países como Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Nicaragua, Costa Rica o México.

Gracias a profesionales de la salud mental, en su manifiesto clarifican cómo logra funcionar el abuso, para dejar bien claro como va más allá de lo físico e incluye humillaciones o bromas puramente verbales pero igual de dañinas, que acaba resultado en distorsión de la realidad bajo patrones machistas y en un claro trato irrespetuoso que han sufrido todas las mujeres profesionales.

En su detallado análisis también explican la importancia de comprender que los patrones de abuso de pareja o intrafamiliares no son compartimentos separados, buscando realzar la importancia de cuidar también el ambiente laboral, que incluyen por supuesto los rodajes en los que se impliquen:

“El abuso emocional y el acoso moral no ocurren solo en el entorno artístico y pueden impregnar todas y cada una de las relaciones humanas. Se originan en una relación desigual y perversa de dominación y mal uso del poder donde los artistas suelen ser sometidos a presiones, manipulación, vergüenza y humillación, que pueden provocar confusión mental, miedo, inseguridad, sentimientos de impotencia y discapacidad, baja autoestima, depresión y síndrome de pánico”.

Una lacra más la violencia verbal invisible que sufren las mujeres que esperamos puedan combatir mediante la progresiva unión de profesionales a dicha iniciativa que permita otorgarles el espacio para hablar de ello en la gran pantalla y que sea la gente de otros ambientes laborales los que podamos protestar contra las más sutiles violencias.