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 ‘Los Reyes del Mundo’, dirigida por la colombiana Laura Mora, narra la historia de cinco jóvenes colombianos que emprenden un viaje en búsqueda de la tierra prometida. Foto: Juan C Cobo.
‘Los Reyes del Mundo’, dirigida por la colombiana Laura Mora, narra la historia de cinco jóvenes colombianos que emprenden un viaje en búsqueda de la tierra prometida. Foto: Juan C Cobo.

En busca de la tierra prometida

Ganadora de la Concha de Oro a Mejor Película en San Sebastián, ‘Los Reyes del Mundo’, de la cineasta Laura Mora, es la candidata de Colombia para los Óscar.

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‘Los Reyes del Mundo’ no está basada en hechos reales. Está inspirada en una herida que atraviesa América Latina de norte a sur: el despojo motivado por la violencia y la desigualdad.

Para tejer los hilos de la historia, la directora colombiana Laura Mora (1981) presenta a Rá, Culebro, Sere, Winny y Nano,  cinco jóvenes “sin reino, sin ley, sin familia”, que emprenden un viaje dentro de Colombia después de que uno de ellos recibió una carta del Estado anunciándole la restitución de las tierras de su familia, desplazada por el conflicto armado. 

Desde Los Ángeles, donde se proyectó recientemente su película, la realizadora habló con AL DÍA. 

¿Qué la llevó a escribir y dirigir ‘Los Reyes del Mundo’?

Nace de una liberación y de una preocupación. Una liberación porque, después de hacer ‘Matar a Jesús’ -que tiene que ver con el asesinato de mi padre-, me sentí libre de indagar en cosas que me duelen o causan curiosidad en el mundo y en el paisaje social, político y natural colombiano. Cuando terminé de rodar, hice un viaje por carretera. Y cuando iba recorriendo esa geografía colombiana que tiene tanta historia de violencia, empecé a pensar sobre la posesión de tierras, que en Colombia es el punto neurálgico del conflicto. Un montón de gente que fue desplazada, que tuvo que abandonar todo y ha sido el engendro de odio y violencia. Pensé en eso y se mezcló con las voces de los chicos que conocí en el casting de ‘Matar a Jesús’. Chicos de la periferia que decían en las entrevistas: “Lo que más quiero es tener un lugar en el mundo’. Simbólica o física, pero un lugar donde estar a salvo. 

Usted nació en Medellín, creció en la ciudad y la eligió como una de las locaciones para su segundo largometraje…

Fui niña en los 80’ y adolescente en los 90’, en Medellín. Crecí en la ciudad más peligrosa del mundo en ese momento. Indudablemente mi punto de vista sobre el mundo está afectado por eso, Medellín es definitivo en mi obra. Incluso si hiciera una película en otro lugar, seguramente la relación que tengo con el mundo se filtrará. Tengo una relación muy de la entraña con Medellín. Me ha dado todos mis amores y todos mis dolores. 

La distribución equitativa de las tierras es una tarea pendiente en toda Latinoamérica, ¿no cree?

A los latinoamericanos nos unen las mismas heridas y me atrevería a decir que esas heridas están ligadas a la tierra, que peleó por sus recursos, o a la tierra que se volvió invivible por los conflictos. La tierra nos atraviesa y Colombia tuvo esta conversación aplazada. La restitución es un tema que nadie quiso tocar, porque es espinoso. Por fin en los acuerdos de paz, uno de los grandes puntos fue la restitución de tierras. Luego vino el gobierno de derecha y se pospuso la conversación. Y es interesante que la película coincida con la llegada de un gobierno progresista que dice que la restitución estará en su agenda

Después de la acogida en San Sebastián, ¿le produce vértigo saber que su cinta es la elegida para representar a su país en los Óscar? 

Solo haber sido escogida en la Selección Oficial era como un gran triunfo. Luego lo que pasó con la ovación ya era el premio. ¡Me iba feliz a casa! Y lo de la Concha en San Sebastián, ni en mi sueño más salvaje lo hubiera pensado. También me siento muy honrada por la Academia Colombiana porque es un año de buenas películas y es bonito que confíen en nosotros. Al principio estaba escéptica, pero me pareció hermoso que a pesar de que es una película que parte de una anécdota de contexto local, uno no sabe si en Europa o en Estados Unidos lo van a entender. Pero, de repente, es universal porque todos buscamos un lugar donde estar a salvo y existir libremente.