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El actor guatemalteco Juan Pablo Olyslager tuvo que zambullirse en el drama vital del protagonista sin apenas volver a la superficie para tomarse un respiro. 
El actor guatemalteco Juan Pablo Olyslager tuvo que zambullirse en el drama vital del protagonista sin apenas volver a la superficie para tomarse un respiro. 

Temblores: La pesadilla de ser una persona LGBTQ en Guatemala

¿Se puede ser homofóbico y homosexual? Esta es la dicotomía planteada en la galardonada cinta guatemalteca que se estrena hoy en los Estados Unidos.

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¿Qué podría ocurrir cuando el padre de una devota familia evangélica de clase media decide salir del armario?

Situaciones como esta, en las que alguien se resiste a aceptar su verdadera identidad hasta que un buen día se libera, son bastante comunes. No obstante, en Guatemala, donde la religión y la política están estrechamente ligadas, los prejuicios contra las personas LGBTQ son incluso mortales. Y a veces vienen de uno mismo, contra uno mismo. 

Este es el argumento de “Temblores”, el segundo largometraje de del director Jayro Bustamante, cuya ópera prima, “Ixcanul”, fue la película guatemalteca más premiada de la historia del país.

Bustamante plantea en esta cinta el gran tabú acerca de la homosexualidad que existe en el país centroamericano, y lo hace a través de Pablo, padre de familia, ultrarreligioso y homofóbico que se enamora de otro hombre y cuya familia vive en la creencia de poder “curarlo de su enfermedad”. Una idea que asaltó al director cuando conoció a “un Pablo" inmerso en esa no tan extraña dicotomía. Y siguió investigando hasta dar con un buen puñado de “Pablos” en la sociedad guatemalteca.

La sensación cuando se ve el filme es la de sentir que uno aguanta la respiración, que se encuentra sumergido en un elemento que no es el suyo.

“Encontré entre ellos a muchos que habían hecho terapias reparativas, que es como le llaman. Me metí a una terapia para ver cómo funcionaba y me metí a una iglesia para ver qué proponían. Después hubo un fenómeno raro, porque mi primera película se volvió famosa en el país, entonces descubrieron que yo no estaba ahí por voluntad, sino haciendo algún tipo de investigación y ya me pidieron que me retirara de la iglesia y del tratamiento”, declaró a El País.

Según el cineasta, la parte más dura de la filmación fue tener que recrear estas “terapias reparativas” intentando que fueran realistas. A la vez que la historia se iba poblando de matices, ya que las familias que acuden a este tipo de tratamientos dolorosos y traumáticos lo hacen, admite, con y por “amor”. Y esa es una de las múltiples capas del problema:

“La importancia de las iglesias va más allá de la mera necesidad de las creencias, está más arraigado a un país que no tiene un Estado que le ofrezca a sus ciudadanos ningún tipo de beneficios, entonces las iglesias vienen a cubrir un servicio psicológico que no es un servicio psicológico, sino más bien un adoctrinamiento”, señala. 

¿Espectadores o submarinistas?

La sensación cuando se ve el filme es la de sentir que uno aguanta la respiración, que se encuentra sumergido en un elemento que no es el suyo. Una tensión amargamente empática, que mantiene de principio a fin.

Unida a la gran labor actoral de su protagonista, el actor guatemalteco Juan Pablo Olyslager, que tuvo que zambullirse en el drama vital de ese “Pablo” sin apenas volver a la superficie para tomarse un respiro. 

“La importancia de las iglesias va más allá de la mera necesidad de las creencias, está más arraigado a un país que no tiene un Estado que le ofrezca a sus ciudadanos ningún tipo de beneficios", Jayro Bustamante.

“Fue una película muy difícil de filmar. Traté de encarnar al personaje tal como es y eso lo hizo más doloroso, porque era como que me estuviera pasando a mí. Fueron ensayos larguísimos, dolorosos, terapéuticos”, afirmaba Olyslager.

A lo que se le añade la dificultad de casting, ya que una gran mayoría de los actores guatemaltecos no están dispuestos a interpretar a personajes gays, en un país donde se llegó a presentar un Proyecto de Ley para prohibir de facto los matrimonios entre personas del mismo sexo.