“El colorismo está en un montón de culturas. Ya sabes, ese mito de que cuanto más pálido eres, mejor”, le dice Eva Longoria a la periodista de The Guardian. 

Están sentadas ambas en su mansión de Beverly Hills, que Eva comparte con su tercer esposo, el magnate de los medios José Bastón, y el hijo que ambos tienen. E intenta hacer memoria de lo difícil que fue crecer en Texas siendo la más morena en la escuela. Más morena incluso que sus tres hermanas: “Tenía el cabello negro, la piel tostada y los ojos también negros. No me parecía a nadie en mi familia”. 

Y por ello tuvo que saltar bastantes obstáculos. Como la vez, cuenta, que le gritaron en el autobús escolar “‘¡Mexicana!”, aunque estuviera como ahora orgullosa de sus orígenes. “Soy Texicana -señala-. Soy más Americana que Donald Trump”; cuya elección en 2016, por cierto, le costó una depresión.

Ahora la actriz y activista, preocupada porque el actual gobierno haga retroceder al país lo ganado tras arduas luchas por los derechos civiles, ha encontrado la mejor vía para potenciar la diversidad en Hollywood y poner las cámaras al servicio de la denuncia social… Producir y dirigir sus propias producciones, algo que, por otro lado, le permite mandar un mensaje más contundente a la sociedad:

“Como actriz, dices tus líneas y te marchas. No puedes tener control sobre con quién vas a actuar, ni qué se va a hacer con las palabras que salen de tu boca. Por eso me hice productora, para tener control sobre el producto final”.

Longoria añade que “la gente piensa que soy una actriz que dirige o produce, pero siempre fui directora y productora incluso antes de actuar”. 

Y, de hecho, lleva más de diez años dirigiendo televisión, sobre todo episodios de comedias punteras como "Jane the Virgin" o "Black-ish", y también ha producido documentales.

“Hay muchísimas mujeres con talento, pero los estudios dan los puestos a los Tom, los Dick y los Harry”, dice la actriz y productora, quien fue una de las principales fundadoras de Time's Up, la organización surgida tras las denuncias de acoso sexual al productor Harvey Weinstein, y que busca crear una conversación en torno a la desigualdad y los abusos contra las mujeres en Hollywood. 

Por eso, porque ella también ha tenido que superar muchas barreras en un escenario y fuera de él, se ha comprometido a marcar la diferencia en sus propias producciones, empezando por "Flamin’ Hot Cheetos", el biopic del cual Longoria es la directora.

“Siempre voy a dar la prioridad a las mujeres y las personas racializadas, si está en mi mano hacerlo. En vez de ignorarlos, voy a hacer lo contrario; tenerlos muy en cuenta”, concluyó.

Estamos asistiendo a una nueva forma mucho más ética y consciente de hacer cine, precisamente porque quienes consiguieron llegar con muchísimo esfuerzo decidieron allanar el camino a otros. Hoy estrellas como Eva Longoria hacen del paseo de la Fama un lugar más diverso… Crucemos los dedos para que "pase" de las cuotas y escoja a las y los mejores profesionales teniendo en cuenta, antes que nada, su adecuación al papel. 

Solo así podremos dejar de lado la discriminación.