La historia de la revolución cubana tiene más de una cara, pero no todas han sido retratadas con la misma frecuencia.

La historia de los intentos norteamericanos para echar por tierra con la revolución cubana es harto conocida, así como la enorme tensión que hubo entre Fidel Castro y todos los presidentes estadounidenses hasta su muerte.

En el mundo del cine, uno de los ejemplos más recientes lo vimos en El Irlandés, de Martin Scorsese, donde brevemente se retrata el papel que tuvo la mafia en el intento de invasión de Bahía Cochinos.

Menos frecuente, en cambio, ha sido el intento por retratar los esfuerzos secretos de la revolución por luchar contra esos atentados y ahí está la bondad de “La red avispa”, la película de Olivier Assayas que se acaba de estrenar en Netflix.

“La red avispa” cuenta la historia de una red de espías cubanos que infiltran un grupo terrorista de expatriados de la isla, radicados en Miami: Hermanos al rescate.

Hermanos al rescate tiene la cara pública de usar avionetas para guiar a los balseros que van de Cuba a la Florida, de modo tal que lleguen a la orilla sanos y salvos. Pero, por otra parte, estas mismas avionetas las usan para divulgar propaganda contrarrevolucionaria y perpetrar ataques terroristas.

Tal vez fuera por intentar contar la historia desde este ángulo tan frecuentemente ignorado que la película logró entrar en la selección oficial del Festival de Venecia, pese a la cancelación del festival este año y a las fuertes tensiones que hay entre los festivales tradicionales de cine y la plataforma de streaming.

El nuevo ángulo narrativo se complementa con un elenco de primera línea: Penélope Cruz, Gael García Bernal, Édgar Ramírez, Wagner Moura, Adria Arjona, Ana de Armas y Leonardo Sbaraglia. Una selección de algunos de los actores más destacado de Hispanoamérica.

Aún así, ni la historia menos contada ni el elenco de antología salva una película de tener un guion deficiente.

El resultado del esfuerzo por hacer un paneo histórico y que dé cuenta tanto de la perspectiva de la oposición a Castro, como se la resistencia del régimen y de la apatía norteamericana hasta este, es una película que presenta muchos personajes sin profundizar en ninguno y que más que contar la historia de los espías, acaba presentando un tema.

Y este tipo de arte, que es el mundo de lo concreto, necesita desesperadamente que nos lleven a conocer un suceso, uno solo, bajo cuya luz lo demás cobre sentido.

A cambio de eso, Assayas –que además de ser el director también escribió el guion– nos pasea de un lado al otro: de la Habana a Miami, de vuelta a la Habana, a Miami otra vez y eventualmente al Salvador sin dar tiempo a que los personajes tengan un desarrollo complejo o interesante ni que los sucesos que se nos muestran lleguen a crecer en tensión, detalle o interés.