Antonio Banderas y Penélope Cruz estrenan película: Competencia Oficial, una película de dirección argentina con Gastón Duprat y Mariano Cohn. El film es una comedia sobre los egos de los artistas. Una estrella de Hollywood y un actor de prestigio en el mundo del teatro se reúnen para el rodaje de una película ideada por un millonario que quiere dejar un legado. 

La dirección de tal lucha corresponderá a otra directora de renombre, interpretada por Penélope Cruz. Por supuesto, será un personaje extravagante y que va por libre, a la vez que pondrá a prueba el talento de los dos grandes actores en sus manos. Los actores han reconocido que el rodaje ha sido una buena terapia. 

Banderas interpreta el papel de la estrella y Óscar Martínez, el del actor renombrado. Del trío surgirá un divertido delirio. Y no tratará solamente sobre la industria cinematográfica, sino que también interpelará al público, sea cual sea su gremio. Porque todo el mundo tiene ego, más grande o más pequeño. 

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La película se estrenó en el Festival de Venecia y pasó también por el de San Sebastián. Ahora llega a los cines. En ella se exalta la estupidez que muchas veces reina en el mundo del cine. Un ‘metafilm’, basado en el cine en el que se ven todas las miserias e idiotez del circuito en el que se consiente cualquier cosa a alos actores con tal de que aparezcan ante la cámara dando lo mejor de sí mismos. 

Los directores, Duprat y Cohn, llevan años dándole vueltas a la idea del fraude del cine, pero querían contarlo con un sentido cómico. Han conseguido analizar las costumbres del cine, algo que ya habían dejado entrever en sus obras pasadas: El artista, Ciudadanos ilustre o incluso en El hombre de al lado. De las artes, la literatura y la arquitectura a, por fin, el cine. 

Penélope Cruz, Antonio Banderas y Óscar Martínez se lanzan a interpretar a unos personajes que bien podrían ser ellos mismos o algunos amigos cercanos. Duprat ya dijo en su presentación que odia “esa superioridad moral de los progresistas” y de los actores que consideran que su trabajo es tan importante “que están convencidos de que el público no los va a entender”. 

Por su parte, Duprat reconocía que la vanidad y el egoísmo también hacen “que los artistas lleguen donde no llegan los comunes”. El ego hay que dominarlo, o domesticarlo, como señalaba Penélope Cruz. Habrá que sentarse en la sala de cine para comprobarlo.