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Hollywood: ¿Cómo deberían sonar los latinx en el cine?

Un buen entrenador de acentos es una de las profesiones más invisibles del cine, sobre todo si lo hace bien. ¿Existe racismo también entre los maestros del…

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La Drama Book Shop de Nueva York es una Torre de Babel de los acentos. Allí se encuentran almacenadas todas las peculiaridades de pronunciación, ritmo y entonación que necesita un actor para interpretar un personaje sin caer en el cada vez menos común -pero terrible cuando ocurre- error de representar a un puertorriqueño del Bronx como si fuera un cubano de Miami, o incluso un cubano de Cuba como español. ¡Horrible!

La mayoría de entrenadores de acento, profesión que si se hace bien resulta invisible y si se hace mal puede acabar con una película, son en su mayoría blancos. 

Algo que no debe sorprendernos si se tiene en cuenta el modo en que un “maestro de garganta” consigue un empleo, todavía por el boca oreja y sin estar sindicados. Además, es una profesión relativamente nueva que sólo empezó a funcionar a partir de 1970, porque antes de eso las particularidades del habla se dejaban a la elección de directores, productores o guionistas -la mayoría también blancos.

Según publicó el NYT haciéndose eco de los nuevos aunque tímidos aires de diversidad que se respiran en la industria y en particular en la profesión de entrenador de acento, el 95% de los empleos para estos profesionales se ofrecen a gente blanca, sin importar la etnia del personaje. 

“Esas representaciones lingüísticas erróneas terminaron codificando los estereotipos. Los errores se repitieron una y otra vez y luego los escritores los aceptaron como un evangelio”, explicó a NYT la entrenadora, actriz y profesora de actuación Cynthia Santos DeCure. Y si lo piensan bien, algo tan sencillo como la manera en que suena una persona de acuerdo a su nacionalidad puede provocar toda suerte de chistes e incluso ser motivo de exclusión.

DeCure fue criada en Puerto Rico y es la primera persona de color en haber sido certificada en el Knight Thompson Speechwork, un programa que toma en cuenta la etnicidad y la pronunciación.

"La mayoría de las familias latinas en la televisión son entrenadas por entrenadores blancos"

Cuando DeCure empezó su carrera lo hizo al estilo de Edith Skinner, una maestra muy criticada por suprimir los patrones del habla de los migrantes. De hecho -y aquí fíjense en la cadena de errores -, el maestro de Skinner fue a su vez el fonético William Tilly, que en los años 20’ fue muy seguido por profesores de las escuelas públicas de Nueva York y otros instructores de voz que pretendían eliminar “los signos de inferioridad social” del inglés que hablaban los recién llegados. 

Entonces había que borrar del habla las marcas de clase o nacionalidad para que todo el mundo sonase como un “buen norteamericano”, y el libro que escribió Skinner al respecto se sigue utilizando increíblemente en la universidad y en los programas de teatro del país. 

Pero Cynthia DeCure todavía va un poco más lejos y señala que si bien los actores blancos nacidos en U.S. piden una formación en acento por contrato cuando deben interpretar a un personaje irlandés o australiano, los actores no blancos siguen siendo seleccionados para un papel por sus rasgos físicos. Y ellos están solos ante el peligro del error: un dominicano que interpreta a un mexicano, o un chileno que encarna a un jamaicano no tiene ninguna ayuda para trabajar su acento. 

“Hasta que podamos ofrecer la misma atención a todas las identidades lingüísticas y a una miríada de acentos, seguiremos borrando la humanidad de estas historias y personajes”, concluyó DeCure. 

Algo parecido opina la entrenadora de acento angelina Claudia de Vasco, que lleva casi veinte años intentando abrirse camino en una profesión donde los entrenadores de acento latinx, como ella, tienen muchas dificultades. 

Mientras que un norteamericano blanco puede enseñar el habla de un mexicano a un actor, los productores dudaban, asegura Vasco, de que ella fuese capaz de ayudar a alguien a practicar un acento estadounidense “real” -si bien Claudia nació en Estados Unidos. 

Hubo un tiempo en que los entrenadores de acento trataban de borrar los signos de nacionalidad de los personajes.

"La mayoría de las familias latinas en la televisión son entrenadas por entrenadores blancos", dice De Vasco. "Por un lado, un entrenador debe ser capaz de entrenar a cualquier persona que sea capaz de hacerlo. Pero si realmente estamos tratando de lidiar con el racismo en esta industria, entonces es justo decir que quien entrena a la gente de color juega un gran papel en la forma en que esas personas son representadas”.

Se respiran nuevos, aunque tímidos, aires de cambio en Hollywood; el esfuerzo por la diversidad en el cine se nota y es real, pero cuestiones aparentemente sutiles como el habla, que están al mismo tiempo en el corazón de la propia identidad, siguen siendo menores.