Ucrania, China y cómo Trump viola la ley a plena luz del día
El presidente estadounidense vuelve a pedir a gobiernos extranjeros que intervengan en las elecciones presidenciales 2020.
Ya no se trata de especulaciones o teorías conspirativas. El presidente Donald Trump ha pedido nuevamente a un país extranjero que interfiera en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
El pasado jueves, Trump urgió públicamente a China a que investigara a su contrincante demócrata Joe Biden, tal como hizo en una llamada telefónica el pasado mes de julio con el presidente de Ucrania – un asunto que detonó el procedimiento político en su contra que se gesta en la Cámara de Representantes-.
A pesar de las escasas defensas republicanas ante el comportamiento presidencial y del argumento de la Casa Blanca de estar investigando la “corrupción” en el país europeo, la estrategia del presidente representa un claro abuso de poder.
Esta vez, y sin un argumento de “corrupción” que respalde sus solicitudes, Donald Trump ha pedido al régimen de China investigar al ex vicepresidente Joe Biden y a su hijo, Hunter Biden, por presunta “corrupción en sus acuerdos políticos y económicos en Ucrania y China”, según reportó la BBC.
Los vínculos entre Hunter Biden y la compañía de gas natural ucraniana Burisma en 2014 coincidió con la transición política después de que el presidente pro-Rusia fuera depuesto por un movimiento social y político que se oponía a la invasión de Crimea.
Simultáneamente, el entonces vicepresidente Joe Biden “presionó al gobierno ucraniano para que despidiera a su principal fiscal, Viktor Shokin, cuya oficina había estado escudriñando al propietario oligarca de Burisma”, según continúa la BBC.
Pese a las acusaciones de la Casa Blanca, el mismo gobierno ucraniano ha asegurado que una cosa nada tenía que ver con la otra.
Es por ello que la insistencia de Trump y su abogado personal, Rudy Giuliani, tan sólo se enmarcan en lo que es ahora una investigación por abuso de poder por parte del presidente.
Después de la publicación de la denuncia de un informante en el Departamento de Inteligencia, en la que se evidenciaba la extorsión del presidente a Ucrania, Donald Trump ahora se enfrenta a un escándalo diez veces más peligroso que la investigación por injerencia rusa en los comicios del 2016.
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Pero la estrategia es la misma: Trump pide a gobiernos extranjeros que investiguen sus oponentes a cambio de favores internos una vez en el puesto.
Para Ucrania, era la ayuda económica aprobada por el Congreso en su pugna contra Rusia y, ahora con China, el asunto es incluso peor.
El día jueves, el presidente declaró que tenía “muchas opciones con China. Pero si no hacen lo que les pedimos, tenemos mucho poder”.
Esta amenaza tan sólo reafirma las sospechas manejadas por los Comités de la Cámara de Representantes sobre la necesidad de someter a Donald Trump a un juicio político.
“La declaración de Trump sobre China globaliza efectivamente el argumento que ha estado haciendo a nivel nacional, llamando a otros países a apoyar a Estados Unidos bajo su gobierno o en contra de él”, explica el Washington Post. “Podría indicar a otros países que una forma de ganarse el favor de Estados Unidos es desenterrando información dañina sobre los demócratas”.
Y con China, la moneda de cambio es la guerra comercial que la Administración ha puesto en marcha.
A pesar de que China posee un principio de no interferencia a la hora de establecer relaciones diplomáticas con otros países, dos informantes cercanos aseguraron que “Trump prometió mantenerse callado con respecto a las manifestaciones antigubernamentales en Hong Kong si las conversaciones sobre comercio progresaban”, explicó CNN.
La naturaleza autocrática del régimen chino transforma los intentos de abuso de poder del presidente estadounidense en otra coordinación de su administración con gobiernos que bordean lo dictatorial.
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