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Vista de una calle a oscuras este domingo, en Caracas (Venezuela). El Gobierno de Nicolás Maduro anunció este domingo una segunda suspensión de las clases y las actividades laborales por el apagón registrado el pasado jueves en horas de la tarde y que ya ha superado las 72 horas, aunque algunas zonas de Caracas tienen electricidad de forma intermitente. EFE/ Rayner Peña
Vista de una calle a oscuras este domingo, en Caracas (Venezuela). El Gobierno de Nicolás Maduro anunció este domingo una segunda suspensión de las clases y las actividades laborales por el apagón registrado el pasado jueves en horas de la tarde y que ya…

Venezuela en la penumbra

El colapso del sistema energético ha dejado al país absolutamente desconectado y sin posibilidad de refrigerar o consumir alimentos desde el pasado día jueves…

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Mensajes sin leer, audios esporádicos y silencio absoluto han sido las pocas respuestas que han obtenido los venezolanos en el exterior de sus familiares en el país, después de que el día jueves el territorio nacional se viera completamente desconectado del suministro eléctrico.

Como si no fuera suficiente la crisis humanitaria que vive Venezuela por el colapso de su sistema económico y la efervescencia política detonada hace más de un mes con el desconocimiento del régimen de Nicolás Maduro por parte de la ciudadanía y de gran parte de la comunidad internacional, hoy los venezolanos se encuentran incomunicados, sin internet, sin acceso a bancos y sin la capacidad de preparar alimentos o resguardarlos.

“Venezuela ha verdaderamente colapsado”, dijo el presidente encargado de la nación, Juan Guaidó, a CNN el día domingo. “No hay servicio en los hospitales. Estos eran de los mejores hospitales en el país. Si la situación es así en la capital, imagínate lo que sucede kilómetros adentro de Venezuela donde no ha habido o ha habido muy poca gasolina con cortes periódicos de electricidad, sin insumos básicos, con transporte público ineficiente. Puedes decir con toda responsabilidad que Venezuela ha realmente colapsado”.

El país caribeño vive desde hace años la destrucción paulatina de su sistema económico – considerado en algún momento como uno de los más potentes del mundo gracias a sus reservas de petróleo – auspiciado por la negligencia gubernamental y el abandono total del mantenimiento de infraestructura y del sistema de producción interno.

El presidente de la Comisión de Energía y Minas en Venezuela, Elías Matta, declaró que la inflación acumulada durante los seis años de gobierno de Nicolás Maduro alcanza el 5.395.536.286%, una cifra inimaginable en otra parte del mundo.

“No existe ningún salario que pueda soportar semejante presión inflacionaria”, aseguró.

Gracias a ello, más de dos millones de venezolanos se han obligado a abandonar el país, causando una crisis de refugiados en los países aledaños.

Mientras tanto, quienes se quedan en el país han debido enfrentar la escasez absoluta de insumos básicos, como alimentos y medicación, así como la paulatina dolarización de una economía con control cambiario desde hace más de una década.

Desde el día jueves, las instalaciones eléctricas de las principales centrales del país finalmente colapsaron ante el abandono, dejando a más del 80% del territorio sin luz y absolutamente desconectados.

En un país donde la crisis es el pan de cada día, los venezolanos se han ido acostumbrando a cortes eléctricos puntuales desde hace años, pero el apagón vivido desde el día jueves es el más grande de la historia.

Para el día domingo, 16 estados permanecían sin energía, y se contaban hasta 17 muertes en centros hospitalarios, incluyendo recién nacidos.

Ante el desespero y la angustia de los ciudadanos por preservar los pocos alimentos a los que tienen acceso y conseguir abastecer sus hogares o comunicarse con sus familiares en el exterior, la Asamblea Nacional ha declarado una emergencia nacional, mientras el régimen de Maduro insiste en culpar a Estados Unidos de un supuesto “sabotaje”.

De esta manera, el país parece sumido en una distopía comprensible sólo para quienes la viven, y manejada a su gusto por quienes perciben la salida de Maduro como una oportunidad de oro.