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TAPACHULA, MÉXICO - 18 DE JUNIO: Una niña juega junto a una tienda donde vive temporalmente el 18 de junio de 2019 en Tapachula, México. El gobierno mexicano lanzó un despliegue de la Guardia Nacional para controlar el flujo de migrantes que cruzan de Guatemala a México, como parte de un acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos para evitar aranceles a todas las exportaciones mexicanas. (Foto por Toya Sarno Jordan / Getty Images)
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Mientras los medios llenan sus titulares sobre las condiciones de los inmigrantes detenidos por la Patrulla Fronteriza en Estados Unidos, existen cientos de miles de personas que sufren un infierno aún peor del lado mexicano de la frontera.

Y nadie parece percatarse, o incomodarse por ello. 

Tras la llegada de varias oleadas de personas provenientes de los rincones más pobres de Centroamérica a través de caravanas, el gobierno mexicano se ve obligado a tomar algún tipo de medidas de control, en especial después de las amenazas de Donald Trump de imponer tarifas económicas a su principal aliado comercial.

La solución del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha sido la de desplegar toda la fuerza de soldados y de la Guardia Nacional para efectuar redadas en hoteles, autobuses y trenes, “creando escenas de llanto de madres centroamericanas amontonadas en camionetas de la policía junto con sus hijos y rebosantes centros de detención en condiciones deplorables”, según reportó Associated Press.

Las estrategias del gobierno mexicano parecen contradecir a toda costa las promesas de AMLO a la hora de llegar al poder como presidente “populista” el año pasado cuando dijo “vamos a ofrecer empleo, trabajo a migrantes centroamericanos”, durante sus discursos de campaña.

Pero el raudal de inmigrantes estancados entre México y Estados Unidos dividió profundamente la comunidad mexicana, entre quienes apoyaban medidas humanitarias y quienes se sentían amenazados por la nueva circunstancia.

“La verdad es que es un problema para todos. Es mejor que los envíen de vuelta a sus países ", dijo Jorge Parada León, un trabajador de entrega de mensajes de la Ciudad de México a la AP. "Cruzar México de la forma en que lo hacen es peligroso, muchos de ellos han muerto ... deberían solucionar los problemas que tienen en sus países de origen".

Es por ello, quizás, que poco se ha escuchado de las múltiples violaciones a los derechos humanos en centros de detención para inmigrantes como el llamado Estación Migratoria Siglo XXI en Tapachulas (Chiapas).

Ya durante el 2017, la población detenida – cuya mayoría era de origen cubano – se había manifestado para denunciar “extorsiones, abuso, agresiones y hostigamiento” según reportaba entonces la Agencia Quadratín.

La situación era tan grave, que un grupo de detenidos “se declaró en huelga de hambre y se cosieron la boca” para llamar la atención de las autoridades mexicanas sobre los abusos cometidos.

Hoy en día, Tapachulas vuelve a ser el foco de la crisis.

Siendo la primera ciudad grande en la frontera con Guatemala, Tapachulas concentra actualmente miles de migrantes que se consideran “atrapados”, según explicó la BBC.

Entre la extrema vigilancia de la Guardia Nacional y las redadas, los migrantes que se disponían a atravesar el territorio mexicano se han quedado estancados, especialmente después de que las oficinas de inmigración de la región vieran sus capacidades rebasadas y no puedan procesar todas las solicitudes de asilo.

Según dijo al medio el activista Luis García Villagrán, “el verdadero muro de Trump está en el sur”.

“El muro aquí es la militarización de la frontera y una serie de trámites burocráticos exagerados”, dijo.

Hasta el momento, las calles de las ciudades son testigo de la miseria y el maltrato al que son sometidos quienes huyen de un infierno al otro en América Latina.