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Una guía de turistas muestra una foto con la imagen de Fidel Castro junto al escritor Ernest Heminway el10 de marzo de 2016, en La Habana (Cuba). Cuando resta poco más de una semana para la histórica visita del presidente de EE.UU., Barack Obama a Cuba, en La Habana se arreglan calles, se remozan monumentos, se pintan fachadas y se aceleran construcciones ya iniciadas, todo para mostrar la mejor cara de la capital al mandatario estadounidense. EFE/Alejandro Ernesto
Una guía de turistas muestra una foto con la imagen de Fidel Castro junto al escritor Ernest Heminway el10 de marzo de 2016, en La Habana (Cuba). Cuando resta poco más de una semana para la histórica visita del presidente de EE.UU., Barack Obama a Cuba,…

'No más embargo de libros a Cuba'

Una muestra de la absurda política norteamericana hacia Cuba que ha estado vigente durante 55 años: incluso hoy, cuando se han restablecido relaciones…

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“No más embargo de libros a Cuba”.
¿Un embargo de libros? ¿Pero no se supone que estemos a favor del libre intercambio de ideas?
Sí, de la misma forma que se supone que seamos los campeones de los derechos humanos pero continuamos enviando a niños centroamericanos –cerca de 10,000 hasta el momento--a una vida de torturas, miseria y violaciones, en caso de que logren sobrevivir a la violencia que impera en su países.
Hasta ese punto es absurda la política norteamericana hacia Cuba que ha estado vigente durante 55 años. Incluso hoy, cuando se han restablecido relaciones diplomáticas y el Presidente Obama está a punto de viajar a La Habana, el cruel y anacrónico embargo —no solo de libros, por supuesto— aún sigue en pie.
Es por eso que en la víspera del encuentro histórico de Obama con el presidente cubano, Raúl Castro, más de 50 personajes importantes de la industria editorial de EE.UU. están pidiendo a la Casa Blanca y al Congreso que pongan fin al embargo de libros y materiales educativos a Cuba.
La revista Publishers Weekly, que la publicará en portada el 14 de marzo, colocó la petición en su página web (publishersweekly.com).
Unos 40 pejes gordos de la industria editorial de EE.UU. —que calificaron el embargo a los libros como “contrario a los ideales americanos de libre expresión”— viajaron a La Habana el mes pasado y se reunieron con representantes del Instituto Cubano del Libro, el Ministerio de Cultura y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, así como con editores, escritores, académicos y estudiantes cubanos.
El propósito del viaje, dijeron, fue “construir puentes de entendimiento y explorar oportunidades para una mayor colaboración cultural y económica”.
Destacando que la tasa de alfabetización de adultos en Cuba es de casi 100 por ciento y su “rica y orgullosa tradición literaria”, los editores hicieron énfasis en las oportunidades comerciales que una colaboración con sus colegas cubanos abriría “para beneficio de lectores y escritores en todas partes”.
No me cabe duda de que la mayor parte de la gente coincide en que esta es una iniciativa valiosa que debió haberse puesto en práctica hace mucho tiempo.
La mayor parte de la gente, pero no el circo de mala muerte de los aspirantes republicanos a la presidencia, perennemente peleándose por demostrar cuál es más reaccionario. Casi increíblemente todos han declarado que, si son elegidos, cerrarán la embajada de EE.UU. en La Habana y harán retroceder 50 años las relaciones entre las dos naciones.
Es vergonzoso para los cubanos de verdad que dos de los aspirantes republicanos —Marco Rubio y Ted Cruz— sean cubanoamericanos, y que sin embargo no tengan reparos en proponer políticas que sólo sirven para castigar a la gente del país que vio nacer a sus padres,
En el improbable caso de que uno de ellos llegara a la Casa Blanca, habría que olvidarse de terminar el embargo de libros, levantar el bloqueo o incluso mantener relaciones civilizadas con nuestro vecino 90 millas al sur.
Pese a toda su habladuría de cambiar, cuando de Cuba se trata, estos dos “cubanos arrepentidos” —como los ha llamado la columnista del Miami Herald Fabiola Santiago— todavía están peleando la Guerra Fría. Eso sí, desde la comodidad de sus climatizadas oficinas en Washington, por supuesto.

Contacte a Albor Ruiz al [email protected].