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(Izq) Vicente Huidobro retratado por Picasso. (Dcha) Vicente Huidobro y el poeta español Gerardo Diego en 1922. 
(Izq) Vicente Huidobro retratado por Picasso. (Dcha) Vicente Huidobro y el poeta español Gerardo Diego en 1922. 

Vicente Huidobro, el gran poeta chileno que fingió su propio secuestro

En el París de los bohemios toda excentricidad estaba permitida, excepto una: mentir a los amigos.

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Pedro & Daniel

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Un 11 de marzo de 1924, Manolita, la esposa del insigne poeta Vicente Huidobro, vio caer la noche en París sin que su marido hubiese regresado a casa. Nada nuevo viniendo de un bohemio, pensó. Sin embargo, conforme pasaban las horas, Manolita recibió una esquela donde se le advertía que no esperase más, que Huidobro estaba secuestrado. 

Inmediatamente acudió a la Policía y a la embajada chilena. Un buen amigo, el pintor español Juan Gris y su esposa Josette se presentaron en la casa para dar apoyo emocional a la pobre Manolita y sacudirse de encima a los insidiosos reporteros que habían oído rumores sobre la desaparición. 

Al tercer día, resucitó

La  Policía puso en marcha la investigación, pero empezaron a sospechar que algo extraño había sucedido. Huidobro apareció a los tres días en su casa con un aspecto lamentable -el de un bohemio, nada raro- y un pijama bajo el brazo, lo cual era bastante absurdo. 

Sólo al cabo del tiempo se descubriría que fue el mismo poeta quien organizó su secuestro y se llevó su pijama favorito para estar un poco más cómodo.

Así lo confiesa Huidobro en el libro Chilenos en París, de René de Costa:

“Sé que muchos se rieron del atentado de que fui víctima -dice-. Los periodistas echaron el asunto a la broma. Y créame que solo fue despecho. Cuando regresé a esta casa, un centenar de gacetilleros me esperaba. Los había de todos los periódicos del mundo: ingleses, americanos, franceses, rusos, suecos, italianos... Todos querían saber. Todos querían ser los primeros en dar la clave. Y a todos los eché de casa sin decirles nada”. 

Vicente Huidobro inventó que miembros de una sociedad secreta británica le secuestró durante tres días, pero sólo quería llamar la atención de la prensa.

El que sí tenía bastante que decirle fue su compadre Juan Gris, que se enfureció tanto con Huidobro que le retiró la palabra hasta el día de su muerte. Sin embargo, el poeta siguió manteniendo la mentira y más que eso, señaló que los autores de su secuestro fueron los miembros de una sociedad secreta rival.

Esta fue la versión que dio el chileno del suceso tal cual fue publicada en Paris-Journal:

“Por romanticismo político y como miembro de una sociedad secreta irlandesa había escrito y publicado su librito. A fin de castigarlo y obligarlo a desdecirse, otra sociedad antagonista, esta británica, lo atrajo mediante un ardid a la Porte d’Auteil, donde fue metido en un automóvil y cloroformizado. Se despertó en una casa desconocida”, decía la nota.

Continuaba:

“Durante tres días le conminaron allí con diversas amenazas para que firmase una declaración retractándose, a lo que repetidamente se negó con la mayor energía. Mas en virtud del revuelo armado por la prensa, agregado como era Vicente al cuerpo diplomático, volvieron a drogarle y lo depositaron en la calle Vintimille, a solo cuatro manzanas de su casa. Lo malo para el poeta fue que las investigaciones llevadas a cabo por la Policía la indujeron a recomendar a la Legación y a la familia que desistieran en sus averiguaciones porque el episodio era novelístico”.

Dos scouts irlandeses

La Policía no encontró ni rastros de las sociedades secretas que mencionaba Huidobro, quien había creado el bulo para llamar la atención de los medios. Sin embargo, pasados los años el poeta seguía defendiendo su coartada:

“Algunos amigos, entre ellos Picasso, Cocteau, Lipchitz, me dijeron que estaba mal esto que hacía con los periodistas. ¡Qué ridiculez! Yo tengo mucho que hacer y además no soy un fantoche. ¿Quiere usted saber quiénes fueron los autores del secuestro? Ya sus nombres están en poder de la policía. Fueron dos scouts irlandeses... Pero esto es cosa pasada. Bien pasada”, confesó en Chilenos en París

La mentira tiene las patas muy cortas. Lo peor de su rapto de imaginación “caza-paparazzis” fue que perdió un amigo. O varios.