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Retina Latina, a new platform for films from Latin America. Photo courtesy of UNESCO
Retina Latina, una plataforma nueva del cine latinoamericano. Foto cortesía de UNESCO

La retina de América Latina

Una plataforma nueva del cine latinoamericano presenta lo mejor del cine de América Latina. 

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El cine latinoamericano está lleno de joyas que pasan desapercibidas. Para solucionar esto nació Retina Latina, una plataforma legal y gratuita de video por demanda (VOD), que conecta a los amantes del cine y este mes está cumpliendo tres años de existencia.

Bombazos como el que el año pasado dio Roma, de Alfonso Cuarón, al recibir diez nominaciones al Oscar, están muy relacionados con las posibilidades que tenga una película para circular y llegar a diversos mercados, y Netflix, que ha entendido bien la enorme calidad de algunos cineastas latinoamericanos, supo explotarlo.

Sin embargo, el caso de Roma es la excepción.

Con mucha más frecuencia las películas latinas pasan pocos días en cartelera cuando son largometrajes, y los cortometrajes tienen aún menos espacios de exposición. Además, es difícil saber qué está pasando en el país vecino. ¿Cuántos colombianos sabemos qué películas se estrenaron en Uruguay o Ecuador el año pasado? Retina Latina nace en el 2016 en respuesta a ello. Es una plataforma VOD (Video on Demand, por su siglas en inglés) gratuita y legal, apoyada por instituciones culturales de Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú, y Uruguay y por el Banco Interamericano de Desarrollo.

Luego de un registro corto, aquí encontrarán desde cine experimental peruano hasta cortometrajes animados uruguayos. Para los curiosos, esta selección de películas recomendadas puede ser un buen lugar para empezar a explorar la plataforma.

Los colores de la montaña (Colombia, 2011)
 

 

Esta película, ganadora de once premios internacionales, retrata en hora y media el conflicto armado colombiano desde el punto de vista de Manuel, un niño que vive su día a día como cualquier otro.

Sin truculencia, pero también sin falsas compasiones, Los colores de la montaña nos muestra cómo la violencia va cerrando su cerco sobre una vereda: hombres con ruana y armas de combate terciadas al hombro pasan por la casa a hacer preguntas, aparecen grafitis amenazantes en el muro de la escuela, la lista de asistencia a clases se va llenando de líneas rojas por los niños que se han desplazado ya. Pero lo único que realmente le quita el sueño a Manuel es rescatar su balón de fútbol, que cayó en un campo minado mientras jugaba con sus amigos.   

 

El cuarto de los huesos (México y El Salvador, 2015)
 

 

El cuarto de los huesos es un documental que se pregunta qué cosecha un país que siembra cuerpos. En El Salvador, nos narra Marcela Zamora, la directora, al terminar la guerra civil empezó a surgir la guerra entre pandillas, poblando el país de cadáveres y madres que buscan y preguntan por sus hijos sobreponiéndose al miedo, a las amenazas.

Este documental de una hora acompaña al equipo del Instituto de Medicina Legal del Salvador, que rescata y analiza los cuerpos vomitados por la tierra, en espera de que un día alguien los reclame.

Sin embargo, esto rara vez pasa.

La mayoría de ellos acaba siendo almacenado en el cuarto de los huesos, un cuarto pequeño y hacinado hasta el inevitable desorden; así lo describe Zamora:

“El cuarto de los huesos podría ser El Salvador. Es tan chico como El Salvador que lo esconde. Está tan saturado como El Salvador que lo esconde. Es tan carente de todo que este cuarto debería llamarse ‘Cuarto de huesos El Salvador’ y no ‘Antropología Forense’. En este cuarto hay osamentas provenientes de los cuatro puntos cardinales del país. En este Cuarto de los huesos, paradojas de la vida, se reencuentran los desaparecidos durante la guerra civil, finalizada hace casi veintidós años, y de la violencia sin sentido de la guerra de las pandillas. Aquí se reencuentran, sin treguas, pandilleros de la Salvatrucha con pandilleros del Barrio 18 y sus víctimas. También hay huesos que hablan de otros huesos: los de los migrantes que retornan calavera. Aquí se condensan tres de las más grandes tragedias del país. Son nuestros huesos de la guerra y de la paz. Huesos que surgieron para gritar lo que ocurrió antes y lo que ocurre ahora”.

Este largometraje, en el fondo, retrata más de un país latinoamericano y muestra una realidad clave para entender fenómenos como el de la caravana migrante.

El autómata (Cuba, 2016)

Este cortometraje de ciencia ficción, producido en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, nos muestra un autómata reflexionando sobre su cuerpo, extraño y oxidado, el lugar en que vive y las reacciones que despierta en quienes, atónitos, lo observan.

Son trece minutos de una fotografía nítida y bellamente compuesta acompañada de una narración bien construida.

El campeón de la muerte (Perú, 2014)

El campeón de la muerte es un cortometraje (20 min) basado en un cuento costumbrista de Enrique López Albujar, un escritor peruano de finales del siglo XIX e inicios del XX.

Es la historia de un indígena que pide la ayuda de un caza recompensas extraño, un tanto fantasmagórico, para cobrar venganza por la muerte de su hija. Las actuaciones son un poco extrañas, pero este cortometraje se destaca por su fotografía, música y los paisajes imponentes que retrata.

Matar a todos (Uruguay, 2007)
 

 

Esta historia policíaca, premiada en seis festivales internacionales, narra la historia Julia Gudari, una abogada que investiga el secuestro de Eugenio Berríos, el químico chileno responsable por la producción del gas sarín durante la dictadura de Pinochet, quien al parecer estaba siendo protegido por el ejército uruguayo.

Ambientada al final de la guerra fría, Matar a todos nos muestra las tensiones y contradicciones de una sociedad que intenta “restaurar la democracia” protegiendo las élites militares de la dictadura y las dificultades de quienes luchan por la verdad y la justicia, pero tienen que cargar con el lastre gordo de sus pasados.

Matar a todos fue declarada por el Estado uruguayo como una película de interés nacional, pero tiene un alcance mayor que las fronteras del país.