[OP-ED]: El reto
La evidencia cada día más contundente de que a través del arte es posible no sólo curar el cuerpo y el espíritu, sino mejorar la calidad humana, ha provocado que muchos educadores apoyen la idea de que el arte en las escuelas no es un lujo. El arte sensibiliza a la persona al mundo de los valores, y debe ser una exigencia en las aulas, tanto por su poderosa fuerza motivacional como por sus extraordinarios resultados.
¿Cómo rehabilitar a niños y jóvenes destrozados a palos y balas en el violento mundo de los adultos? Las víctimas de sociedades cada vez más deshumanizadas reciben a través del arte ‘la terapia milagrosa’ en los Centros de Traumatología más avanzados. Las Bellas Artes han probado una vez más ser un medio eficaz por su extraordinaria fuerza rehabilitadora. Talleres de música y pintura fortalecen el cuerpo y el espíritu disminuidos por la violencia característica de nuestra Era.
Dentro de las Bellas Artes el valor terapéutico del teatro es incalculable. Los niños y adolescentes expresan el vacío interior que experimentan, y la pérdida del sentido de la vida. Los ‘sociodramas’ enseñan a niños y jóvenes a manejar sus emociones y conflictos. Así resuelven en parte la tremenda soledad en que viven en un mundo tecnológico, superficial, repleto de adultos indiferentes.
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El poder educativo del teatro es increíble. A través de la actividad gozosa de hacer teatro, se despierta la sensibilidad hacia el entorno: primera etapa del compromiso social.
Al representar una historia con juego de luces y sombras bajo el sortilegio de bellas melodías, los personajes infunden sentido a las palabras y revisten de magia las ideas. Y… ¿quién puede predecir las proporciones que alcanza una idea cuando se instala en la mente de un niño o un adolescente?
La historia habla de grandes transformaciones sociales inspiradas por el arte. El encanto y creatividad de las obras teatrales ejerce su hechizo sobre los espectadores, quienes al registrar estados de conciencia más plenos, sueñan con la posibilidad de mundos nuevos, de una más sana y más justa convivencia.
Cada vez un mayor número de países exige que se incluyan las Bellas Artes en los programas escolares desde párvulos. Considera que es urgente elevar el rendimiento académico, adecuándolo a las exigencias de la Nueva Era Tecnológica. Los estudiantes deben aprender a trabajar en equipo, comunicarse, cultivar el razonamiento creativo, incrementar la estima personal, imaginación e inventiva: precisamente las cualidades que las Bellas Artes desarrollan.
Los programas televisivos ofrecen un magnífico medio para promover el desarrollo humano que exige una sociedad sana y competitiva. La creciente inconformidad de airados padres de familia en el mundo entero por el material violento y pornográfico de películas y series televisivas, ofrece a escritores y guionistas la oportunidad de diseñar programas originales cuyos personajes encarnen los valores que harán de nuestro mundo un lugar seguro, bello, justo, donde los seres humanos puedan convivir en armonía.
Tomando en cuenta el talento y la capacidad de muchos de nuestros filósofos, maestros y actores mexicanos, sólo falta que escritores y guionistas recojan toda la espontaneidad, alegría y generosidad de nuestro país, y la presenten en telenovelas para auditorios juveniles e infantiles a nivel exportación. No sólo se beneficiaría nuestra niñez y nuestra juventud, sino el mundo entero se enriquecería con los valores propios de nuestra mexicanidad.
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