[OP-ED]: Corazón vacío
El hastío de vivir se ha convertido en epidemia, no sólo en los países industrializados, sino en todo el globo. Nadie sabe exactamente cuándo o en qué generación los jóvenes perdieron la alegría de vivir y el asombro hacia el cosmos. Lo cierto es que en sus canciones y camisetas repiten: ‘¡Que viva la muerte!’, ‘Estoy asqueado de vivir, harto’, o ‘La vida apesta’.
Un hombre fue citado a declarar en relación con la muerte de su hijo de 25 años, secuestrado por dos adolescentes de 17, mientras paseaba con su novia. Después de ‘divertirse’ con la chica, la amarraron a un árbol, robaron su auto, metieron en la cajuela a Juan Javier y lo lanzaron al Lago Town. Los secuestradores se ‘divirtieron’ con las burbujas mientras el joven moría ahogado. Cuando lo llevaron al Departamento de Homicidios de la Inspección de Policía de Austin, Texas, aseguró: “Lo único que sé es que estamos produciendo jóvenes sin esperanza, sin futuro, sin dignidad. ¿Por qué nos sorprende que cometan crímenes por el sólo hecho de matar el tiempo?”
¿Es inexplicable el comportamiento de estos jóvenes? Una nueva escuela de teólogos científicos trata de explicar el fenómeno. Pudiéramos considerar que la religión y la ciencia siempre han andado de pleito. Sin embargo, la nueva tendencia de los científicos es el reconocimiento y la reverencia ante el misterio del universo, mientras que, simultáneamente, coquetean con las implicaciones espirituales de la física y matemáticas contemporáneas.
Para Brian Swimme, teólogo, doctor y catedrático en Cosmología Matemática, el universo no es un rompecabezas o una ecuación, sino un misterio maravilloso que revela la presencia de Dios en todo y en cada momento. En escritos y videos describe el desarrollo del universo como un fascinante drama lleno de suspenso, valor, tragedia y celebración que tuvo lugar en tiempos inmemoriales, muchísimo antes de que los seres humanos pudieran mantenerse erguidos para contemplar una puesta de sol. El trabajo de Swimme oscila entre dos polos: la reverencia y asombro que el universo inspira, y el sentido de destrucción que la humanidad imprime al planeta Tierra.
En su libro: ‘El Corazón Oculto del Cosmos’, Swimme dice: “Dios es el origen del universo, no sólo su nacimiento, sino que está presente en todas las instancias. Dios es la realidad que sostiene y transforma el cosmos”. Swimme argumenta que hoy el consumismo se ha convertido en la religión más extendida en el mundo. En cierto sentido es la 'Cosmología Oficial’ difundida a todos los niños del planeta a través de programas y anuncios televisivos.
En Estados Unidos, afirma Swimme, el niño promedio ve más de 50,000 programas publicitarios antes de entrar a la escuela primaria –un considerable volumen de adoctrinamiento. Llama a los publicistas ‘los más sofisticados predicadores religiosos’. Swimme habla de la necesidad de contar de nuevo a las juventudes del mundo la historia del universo, su apasionante misterio, en lugar de promover el cuento del consumismo capitalista.
El consumismo se basa en la suposición de que el cosmos está compuesto de objetos inertes y consumibles que pueden y deben ser explotados por el hombre, el cual se vuelve una prisión en cuyos muros y rejas se encuentran los artículos de promoción. El dedicar la vida a adquirirlos hace del hombre su prisionero. Para la mayoría de los seres humanos, aún los más afluentes, este estilo de vida es insatisfactorio hasta la médula: vivir totalmente apartado de la fuente espiritual del ser es intolerable.
La pérdida del sentido de la vida busca escapes para huir del dolor existencial, y el consumismo ofrece un remedio: las drogas y el alcohol. Swimme afirma que el humano es el más intrincado, profundo y peligroso ser de la creación. Por lo tanto, dice, nuestros jóvenes no deben ser ignorados. El ser humano es poderoso: la violencia es la otra cara de la creatividad.
El libro ‘El Corazón Oculto del Cosmos’ es una llamada a los adultos de hoy a una reflexión profunda y provocativa. Dice Swimme: “Algún día, después de haber dominado los vientos, las olas, las mareas y la gravedad, seremos capaces de controlar la energía del corazón. Entonces, por segunda vez en el tiempo en la historia del universo, el ser humano descubrirá el verdadero fuego del alma: el amor.”
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