El truco de Sandoval
Si el presidente Obama fuera tan eficaz para liderar como lo es en maniobrar políticamente y ganarles a los desventurados republicanos, el país estaría mucho mejor. Y se lo recordaría como un presidente mejor.
Obama está constantemente en modalidad de campaña, incluso ahora cuando no puede presentarse nuevamente a la presidencia. Es un maestro en leer a sus adversarios, manipular sus actos y hacerlos parecer tontos.
Por supuesto, cuando hablamos del líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell y su alegre banda de inútiles senadores republicanos, lograrlo no es exactamente una proeza. Se las arreglan muy bien solos para parecer tontos. Sin duda, no necesitan ayuda de la Casa Blanca.
Ahora Obama, una vez más, maniobró mejor que los republicanos, al jugar con el escaño libre en la Corte Suprema a causa del fallecimiento del juez Antonin Scalia. Obama dijo que tiene la intención de presentar un candidato, pero los republicanos del Senado prometieron no sostener audiencias hasta que el nuevo presidente haya asumido su cargo.
Así pues, tenemos un duelo, que le brinda a Obama la oportunidad de divertirse un poco a expensas de los republicanos. El miércoles pasado, el Washington Post, descansando en un par de fuentes no reveladas, que parecieron tener conocimiento del proceso de deliberación del presidente, reportó que Obama estaba considerando cubrir el escaño de la Corte Suprema con un republicano —y no cualquier republicano, sino una súper estrella republicana con un curriculum vitae que pareció perfecto—.
Brian Sandoval cumple su segundo período en el cargo de gobernador de Nevada, es furiosamente popular y ganó su reelección con el 70 por ciento del voto. Además —escuchen esto— es ex juez del Tribunal Federal del Distrito de Nevada, por lo que cuenta con experiencia ejecutiva y judicial.
Justo cuando pensé que este extraordinario año de elecciones no podía ser más exasperante, aparece algo que cambia toda la situación demostrando que me equivoqué.
Después está el factor de la edad. A los 52 años, Sandoval es suficientemente joven para servir en la Corte Suprema durante bastante tiempo y dar a quienquiera sea el que lo nomine la oportunidad de dejar una impronta duradera en la rama judicial.
El gobernador es moderado y se considera que está ascendiendo en la escalera política. Podría haberse postulado para el Senado este año, dado que el líder de la minoría en el Senado, Harry Reid se jubila. Aún así, no demostró ningún interés en ir al cuerpo legislativo de Washington.
Sandoval además tiene sustancia. Está a favor de la libre decisión de la mujer en el tema del aborto, a favor de una política de agua sensata en un estado asolado por la sequía, y a favor de una reforma migratoria integral, que comprenda un camino a una categoría legal para los indocumentados. Sumamente independiente, Sandoval no tiene pelos en la lengua para expresar su opinión cuando prominentes funcionarios o líderes del Partido Republicano dicen una estupidez.
Eso es lo que hizo el gobernador en 2012, cuando expresó que el plan del nominado presidencial republicano, Mitt Romney, para alentar a millones de inmigrantes indocumentados a “auto-deportarse” era loco. Así es como la juegan en el Oeste, que se beneficia enormemente de estar lejos de Washington y su clima ultra partidista.
Nominar a Sandoval sería una brillante opción para Obama y tendría sentido en muchos niveles. Aún así, no ocurrirá. ¿Por qué? Porque Sandoval dio a conocer que no está interesado. Aunque dijo estar “increíblemente agradecido por haber sido mencionado”, el gobernador se excluyó de la candidatura.
Lo mismo da. Creo que toda esta historia fue un espejismo, un juego de carnaval y un truco cínico, cuya intención era poner al descubierto a los republicanos del Senado por lo que son en el asunto de la confirmación de un candidato al máximo tribunal: mezquinos, irracionales y guiados por la política.
Es elocuente que, según la oficina de Sandoval, nadie de la Casa Blanca llamara para hablar del escaño. Se estaba jugando con el gobernador y con nosotros.
Obama y sus asesores deben haber sabido que —Sandoval o no Sandoval— los republicanos seguirían en sus trece en cuanto a no convocar audiencias para ningún nominado hasta después de la elección presidencial. Y eso es lo que hicieron, utilizando los programas radiales conservadores y otros medios para tranquilizar a su rebaño de que, a pesar de su respeto por Sandoval, nada había cambiado.
Oh, pero sí ha cambiado. Se tendió una trampa y saltó. Obama ganó la vuelta. Y el país perdió a alguien que podría haber sido un gran candidato para la Corte Suprema.
Si necesitamos más pruebas de que Washington no funciona y que la disfunción se extiende ahora a las tres ramas gubernamentales, aquí están.
La dirección electrónica de Ruben Navarrette es ruben@rubennavarrette.com.
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