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Los primeros 20 años

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"Lo que algunos han comenzado a llamar 'El Milagro de AL DÍA, de la Calle 5 a la  Calle Market', yo prefiero llamarlo solo una vieja tradición americana de superar desafíos"

Un mucho más joven Hernán Guaracao, izq., entrevista para AL DÍA a Luis A. Ferré (qepd), ex gobernador de Puerto Rico, cuando este llegó a Filadelfia en 1995 para fomentar la inscripción de votantes puertorriqueños en la ciudad. A pesar de que la participación en elecciones de los puertorriqueños en la isla es del 90 por ciento, en Filadelfia no llega siquiera al 10 por ciento.

La letra de un viejo tango argentino dice que "20 años no son nada". Así nomás. 

Quienes ya los han vivido, como quienes tienen veintitantos años (la edad promedio del equipo actual de AL DÍA), o quienes vivieron los primeros 20 hace ya tiempo (como los líderes de nuestra joven organización) bien saben que el letrista del tango se tomó una libertad poética para hacer una declaración al  mismo tiempo un poco graciosa y también un poco engañosa. 

¡Veinte años son todo! 

¿Quién no lo sabe?

En ese buen trozo de tiempo o lo logras o lo echas a pique, o construyes o destruyes, o peor aun... deambulas por ahí en la vida y desperdicias el puro oro de un tiempo irrecuperable. 

Aquí en AL DÍA lo sabemos a flor de piel.

Nada, sobretodo, es fácil.

¿O acaso es simplemente un, eso sí, arduo viaje en el que el suave carbón podría convertirse eventualmente en un diamante de 20 quilates? ¿Por qué no?

El viaje que nos llevó del bloque 5400 de la calle 5 (nada lejos de esa parte de 'North Philly' a la que un policía de la ciudad alguna vez llamó fatídicamente las 'Badlands' o 'tierras malas') al bloque 1800 de la calle Market, en el corazón del distrito financiero de Filadelfia, no es la intención de esta columna.

No, el propósito es aclarar las cosas, con la esperanza de transmitir la verdad, de aliviar a quienes directamente o indirectamente han recibido más fantasía que hechos sobre cómo nació AL DÍA y quiénes somos nosotros. 

No somos extraterrestres. No señor. 

Primero que todo, somos nuevos inmigrantes y ciudadanos estadounidenses naturalizados en esta generosa tierra —como las generaciones anteriores de inmigrantes que han llegado a la misma nación y que se han transformado en leales contribuyentes de impuestos, conciudadanos, involucrados en los mismos principios promulgados en estas mismas calles, Market, Chestnut, Walnut, hace unos 250 años.

Lo que algunos han comenzado a llamar "El Milagro de AL DÍA, de la Calle 5 a la  Calle Market", yo prefiero llamarlo solo una vieja tradición americana de superar desafíos, de convertir esos retos en oportunidades y, en un acto de valentía y humildad, usar el talento que Dios nos dio a todos para dejar una huella misteriosa y única de buena voluntad en el resto de la creación girando alrededor de nosotros, que como en la estupenda película "Gravity" (que mi familia y yo vimos recientemente) se está moviendo alrededor de nosotros, con más velocidad que rapidez.

Nada, sin embargo, es extraordinario, excepto nuestra naturaleza como seres humanos maravillosamente creados —esa divina arquitectura interna que todos hemos recibido gratis— y que somos libres de usar o desperdiciar.

Estoy afirmando lo obvio: El mapa genético está aquí, adentro, para que todos lo encuentren y activen, y al hacerlo, ojalá nos convirtamos en una bendición para alguien más, en una reacción natural en cadena que puede transformar una organización, un barrio, una ciudad, muy probablemente un Condado, y —¿por qué no?— un Estado completo. ¿Nuestra nación? Eso está fuera de nuestro alcance y tino.

Amamos a Filadelfia, tanto como amamos al 'Commonwealth' de Pensilvania, el Estado de esta nación que nos ha albergado desde 1991, cuando AL DÍA no era la Corporación Americana ni la Fundación de los EE.UU. que es hoy en día, sino una idea en la galaxia mental de quienquiera que fuese el soñador, el vulnerable pero obligadamente voluntarioso fundador.

Si Dios quiere, ahora seguiremos adelante con más confianza en dirección de nuestros siguientes 20 años. 

Como dicen en esta "Ciudad del Amor Fraternal", permítanme terminar con esto: 

"You ain't seen nothin' yet!"

¡Apenas han visto la muestra!

¡MUCHAS GRACIAS!

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