Muestra de fe
Casi siempre ha sido así, tratan de lucir su mejor cara, sientan a sus mejores aliados a su lado, preparan un buen discurso (sermón) y usualmente hablan de algo que ellos mismos no pueden ofrecer a sus feligreses.
Sin embargo durante los últimos meses esta situación típica para la Arquidiócesis de Filadelfia ha estado marcada de matices un tanto diferentes ya que ha sido necesario reforzar la seguridad en su entorno y han hecho muestra de fuerza, especialmente durante los dos últimos domingos en La Milagrosa y en la Catedral Basílica de San Pedro y San Pablo.
Me es obvio que esa muestra de fuerza refleja la flaqueza de su espíritu y el vacío de sus palabras y de su corazón, y esto denuncia a gritos su incapacidad e intolerancia al momento de lidiar con un "contendiente" que ha retado sus acciones de una forma abierta y tajante.
Todo esto lo han hecho en nombre de aquel a quien dicen servir, a Jesucristo.
Quizás el arzobispo Charles Chaput, el monseñor Arthur Rodgers, el padre Bruce Lewandowski, Joann Roa, el padre Charles Kennedy, el diácono Epifanio de Jesús, y hasta Kenneth Gavin han sentido temor de 12 mujeres de edad avanzada, cuatro amas de casa, tres niños, tres hombres, y una persona en silla de ruedas (gracias Rita O., estamos orgullosos por su apoyo incondicional sin importar el frío, el calor o la lluvia) quienes estamos en busca de esa verdad que los portavoces de la Arquidiócesis y la Catedral parecieran empeñados en esconder. Y que, por consiguiente, ha puesto a la modesta capilla de La Milagrosa como punto focal del embate que han sufrido, están sufriendo, y habrán de sufrir muchas otras parroquias al momento de ser anunciado su cierre definitivo.
El arzobipo Chaput mostró enojo al tenernos enfrente durante la misa por la reforma migratoria, tal vez lo hizo vacilar y por un momento pensó que estaba en Denver, o quizás habría deseado mejor estar allá. Él aprovechó muy bien el momento para reprendernos y negarnos la Eucaristía porque, según él, es un pecado opinar y demostrar objeción a las malas decisiones tomadas por la Arquidiócesis.
Monseñor Rodgers fue reprendido por Rita Ortiz a la entrada de la catedral la mañana de ese mismo domingo porque él mismo puso en evidencia su enojo hacia mi, y hacia mi comunidad, al negarse a darme la mano, lo cual inmediatamente cambió al percatarse, un tanto tarde, de que las cámaras estaban captando el momento.
El padre Kennedy y el diácono Epifanio de Jesús dieron muestra de una gran destreza al momento de manipular a los más vulnerables en nuestra congregación, ya que hicieron esperar y caminar en procesión a los niños de la clase de catecismo, pero ninguno de los dos hizo acto de presencia, y en su lugar dejaron un letrero en la puerta de la capilla cancelando la procesión a última hora. En cambio nosotros sí marchamos con esos niños. Por la tarde, el padre Kennedy abrió una vez más las puertas de la capilla clausurada para colectar dinero a través de un evento privado y selectivamente decidió quien entraba y quien no a ese lugar sagrado.
El padre Bruce Lewandowski y el padre Dennis Gill trataron de persuadirme para que desistiera del trabajo que a mi se me ha encomendado y el cual a ellos les cuesta mucho desempeñar, pero les deje claro que yo sirvo a la gente más no al ostentoso poder al que ellos apoyan y sirven. Al fin y al cabo ellos son los que han fallado en facilitarme una simple entrevista con el arzobispo, espero que ahora este último acceda a tener una entrevista con el comité "Salvemos La Milagrosa" y que deje a un lado el enojo, ya que nuestra oferta de trabajar en conjunto sigue en pie.
En cuanto al señor Kenneth Gavin, estoy seguro que al leer esto estará preparando una contestación inmediata y quisiera pedirle que no pierda su tiempo en continuar hostigándome y si tiene alguna pregunta que me contacte directamente, yo quisiera más bien que esa llamada fuera para concretar una reunión con su jefe.
Atentamente, Miguel Ortiz, y el comité "Salvemos La Milagrosa"
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