¿Y las escuelas?
El viernes pasado llegó el fin del año escolar, un tiempo de graduaciones, fiestas y transiciones al siguiente grado. Mientras hay quiénes se divierten, muchos nos preocupamos por lo que será de nuestras escuelas en septiembre. El estado financiero del Distrito Escolar de Filadelfia nunca ha estado en peor condición. Los problemas financieros del Distrito Escolar no comenzaron el año pasado; de hecho estos mismos fueron los que llevaron a que el estado diera paso a formar la Comisión de Reforma Escolar (SRC) en el 2002. Pero ahora, once años más tarde, enfrentamos un déficit sin precedentes que ha causado despidos de personal, cierres de escuelas, y miles de estudiantes infelices y familias afectadas.
No pretendo tener todas las respuestas para solucionar estos problemas, ni entender todos los matices del presupuesto de mil millones de dólares, pero yo aplaudo al superintendente Dr. William Hite por su disposición a liderar en estos tiempos difíciles, y por tomar decisiones difíciles. La decisión de cerrar muchas escuelas es dolorosa pero esto es una realidad necesaria provocada en parte por los aproximadamente 60.000 estudiantes que eligen escuelas charter y otras opciones en vez de las escuelas públicas de Filadelfia.
Ante los recortes a la educación pública a nivel estatal y a los años de pobre planificación, el distrito debe tomar algunas decisiones difíciles.
Como directora ejecutiva de una organización sin fines de lucro, una de mis responsabilidades es el estado del presupuesto anual. Sé que ejecutar las operaciones con un déficit anual sería, en última instancia, provocar el cierre de la agencia. Yo también he tenido que tomar decisiones difíciles, para equilibrar el presupuesto financiero de la agencia, y poner en práctica herramientas para controlar el déficit financiero proyectado. El distrito debe hacer lo mismo, para estar en una mejor posición para enfrentar los problemas de forma activa a través del año y tomar decisiones informadas, en lugar de enfrentarse de modo reactivo y con decisiones drásticas.
No le tengo envidia al superintendente, ni al SRC, que son los encargados de equilibrar un presupuesto que durante años se ha visto abandonado y abusado. En mi opinión, su enfoque de negocios es práctico y la metodología es una práctica común. Pero los niños son los que más sufren, y al final, sufre toda la ciudad. Todos pagamos el precio de un sistema educativo fracasado y vemos, a través de 3.000 despidos, un gran impacto en nuestra economía.
La comunidad debe seguir unida para apoyar a nuestras escuelas, con recursos y voluntarios, y debe abogar para que haya suficientes fondos para la educación pública. No hay mucho que importe más que nuestra inversión en nuestra juventud. Estos son tiempos difíciles que afectan a todas las áreas de negocios, incluyendo los servicios sociales, que a menudo ofrecen servicios de apoyo a las escuelas locales. Usted tiene una voz – úsela, porque la educación de sus hijos es un derecho fundamental.
LEAVE A COMMENT:
Join the discussion! Leave a comment.