Fallo de comunicación
"Inclusivo" y "diversidad" son los términos más mencionados en la actualidad en las corporaciones estadounidenses.
Inclusivo significa, en general, que no se debe actuar en forma tal que la gente sienta que la están dejando de lado intencionalmente; y diversidad denota las numerosas diferencias -ya sean religiosas, políticas, raciales o étnicas- que cada individuo aporta a su comunidad, escuela o empresa.
Específicamente, estas dos palabras se utilizan en forma prominente en la declaración de misión y en la cultura de Whole Foods, la exclusiva tienda de alimentos naturales y orgánicos que fue acusada, la semana pasada, de suspender a dos empleados que se quejaron de las reglas sobre hablar sólo-inglés en la empresa.
Los empleados sostuvieron que Whole Foods los disciplinó severamente por expresar su descontento sobre la prohibición de hablar español entre ellos, en el trabajo. La tienda dice que los empleados en cuestión fueron suspendidos, con paga, sólo como resultado de su conducta grosera e irrespetuosa como respuesta a un malentendido sobre las normas de lenguaje de la tienda — y no por hablar español.
Este tipo de historia indignante ilustra la confusión y las diferentes expectativas de conducta que intervienen cuando abordamos el serio asunto de la manera en que nos comunicamos, en un país cada vez más multilingüe.
Primero, la confusión. Esta historia estalló en las redes de medios sociales, la semana pasada, cuando personas con poca información, aparte de los titulares acusatorios, comenzaron a condenar a Whole Foods de todo, de ser discriminatorio, anti-diversidad y racista.
Por supuesto, debemos reaccionar ante los que obran mal, si realmente lo hacen. Pero en los medios sociales, todo el mundo es culpable hasta que se demuestra que es inocente. Incluso si el cargo es equivocado, saltar a conclusiones no ayuda a las relaciones raciales ya, de por sí, tensas.
Para los que se perdieron la continuación de la historia, un representante de Whole Foods expresó a los medios que la investigación de la tienda halló a 17 empleados que asistieron a la reunión en la que se habló de las reglas de lenguaje, quienes confirmaron que en ningún momento les dijeron que no podían hablar español.
Pero, supongamos que les dijeran lo contrario. ¿Cuál es el problema? No hace mucho la gente comprendía que cuando se firmaba un contrato con una empresa como empleado, generalmente se esperaba que uno respetara sus reglas.
Las reglas de Whole Foods establecen: "Los Miembros del Equipo que hablan inglés deben hablar inglés con los clientes y con otros Miembros del Equipo en horario de trabajo. Los Miembros del Equipo pueden hablar el idioma que quieran durante los recesos, horarios de comidas y antes y después del trabajo. Además, estas reglas no se aplican a conversaciones entre Miembros del Equipo y clientes, si todas las partes están de acuerdo en que otro idioma es la forma preferida de comunicación."
No muy draconiano. De cualquier manera, los empleados pueden escoger seguir las reglas y trabajar en esa empresa o buscar otro trabajo diferente.
Desde el punto de vista del empleador, quiero que mi fuerza laboral diversa, como lo ha expresado Whole Foods, tenga "una forma de comunicación uniforme." Eso es de sentido común.
Es humano sentir que a uno lo dejan de lado, cuando algunas personas, en cierto ambiente, hablan entre ellas con palabras que el resto no puede comprender. No es intolerancia; es un rasgo evolutivo firmemente afianzado. La cohesión grupal sólo ocurre cuando los miembros individuales de un grupo se comportan cooperativamente, no en forma individualista.
Eso explica por qué cada vez que surge el tema de no hablar en inglés, en este país, la gente se altera mucho -porque la lengua parece ser sustituto de la cohesión grupal: lealtad a nuestra bandera.
Si Whole Foods quiere que sus equipos utilicen una lengua común en horario de trabajo -y minimicen toda crítica que pudieran recibir de clientes que también podrían sentirse excluidos, si oyeran a los empleados hablar entre sí en un idioma que no comprenden- he aquí una noticia: Whole Foods tiene amplio derecho legal para hacerlo.
Además, tener consideración hacia los demás es inclusivo. Mi madre mexicana y mi padre ecuatoriano me enseñaron que es mala educación hablar español frente a los que no pueden comprenderlo. En su casa, casi nunca hablan español delante de mi esposo e hijos que hablan sólo inglés. Lo consideran, simplemente, como una cortesía.
A los que les preocupa la manera en que se percibe a los latinos en Estados Unidos —como que no pueden o quieren hablar inglés y más conectados con su país de origen que con éste— deberían considerar que un poco de cortesía rinde mucho.
Si usted es bilingüe, no se morirá por hablar inglés cuando hay gente exclusivamente angloparlante. Y quien sabe, la pequeña delicadeza de no excluir a los demás podría mejorar un poco la vida de todos los latinos en este país.
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