La solución de la tarjeta roja
¿Desconcertados con el debate de la inmigración? Helen Krieble tiene una solución. Se llama la "Solución de la tarjeta roja".
Esta abuela de 69 años que tiene nueve nietos, es presidenta de la Vernon K. Krieble Foundation, llamada así por su abuelo -químico y empresario quien, en 1953, inventó y comercializó con éxito un sellador especial para metales. También es dueña y opera el Colorado Horse Park, centro internacional ecuestre y de otros eventos en Parker, Colorado.
Todo el que críe o entrene caballos aprende dos cosas rápidamente: Es un trabajo que a menudo los estadounidenses no desean hacer; los inmigrantes mexicanos aceptan esas tareas y son suficientemente cuidadosos para hacer un buen trabajo con los animales.
Pero si los inmigrantes están aquí ilegalmente, y no se los puede contratar, es un problema.
Helen Krieble resuelve problemas. Así pues, hace unos años, inventó la Solución de la tarjeta roja. Newt Gingrich apoyó la idea durante uno de los debates presidenciales republicanos de 2012.
La publicidad tuvo sus pros y sus contras.
"Newt entendió los detalles mal y lo hizo sonar demasiado como una amnistía," me dijo.
Las tarjetas rojas no representan una amnistía. Son permisos de trabajo renovables para los indocumentados sin residencia legal permanente ni ciudadanía. Algunos en el Congreso están interesados.
"Hay una base de datos que empareja a los trabajadores con los empleadores," dijo Krieble. "Y estaría abierta a todo el que necesite permiso de trabajo, entre ellos los que son ilegales ahora, y los trabajadores extranjeros que quieran venir. Hay que pasar un chequeo de seguridad nacional, y hay que tener un trabajo. Cuarenta y ocho horas después, la persona está en Estados Unidos como trabajador legal."
Simple.
Mientras Washington podría estancarse en el debate sobre la ciudadanía y no entregar ninguna solución, las tarjetas rojas quizás lograran aprobación más fácilmente. La gente podría trabajar legalmente. Las familias podrían permanecer juntas. Y la grotesca máquina de deportaciones del gobierno de Obama podría eliminarse.
Supone un gran adelanto con respecto al status quo. Quizás no sea mejor que el proyecto de ley de 844 páginas de la "Pandilla de los ocho" del Senado. Pero es mejor que nada.
A los liberales no les gustará, sin embargo. Krieble comprende el motivo.
"Cada vez que se hace mención de una reforma migratoria integral, la izquierda pierde interés por cualquier cosa que no sea eso," dijo. "Pero Ud. y yo sabemos que la ciudadanía será nuevamente lo que acabará, otra vez, con la reforma. Entonces encaremos el 80 por ciento del problema -la gente que no tiene antecedentes penales y quiere trabajar".
Los defensores de la reforma migratoria quieren proteger el proyecto de ley del Senado y hundir todo lo que compita con él. Entonces dirán que el plan convierte a los inmigrantes en siervos. ¿Cómo responde ella a eso?
"Digo que hay dos caminos," respondió. "Hay un camino a los permisos de trabajo, que es simple y casi instantáneo; y hay un camino a la ciudadanía, que es muy serio y muy difícil. Así es como debería ser. Sin embargo, si uno cuenta con un permiso de trabajo, eso no le prohíbe emprender el otro camino. Pero uno debe identificarse como alguien que realmente desea ser ciudadano y seguir ese proceso."
Para Krieble, la ciudadanía estadounidense no es como un regalito que se da en una fiesta. Es algo precioso.
"La frase 'naturalización' significa convertir en casi nativo," dijo. "Es comprender que Estados Unidos es una idea. No se trata de las fechas de la Guerra Civil. Se trata de quiénes somos como pueblo, qué defendemos y nuestra responsabilidades como ciudadanos libres. Muchos estadounidenses han olvidado eso. Entonces, ¿cómo enseñamos eso a los que quieren convertirse en ciudadanos? No es tan simple como aprobar una ley. Debe llevar algo de tiempo."
Excelente punto. Los inmigrantes deben llegar a la ciudadanía a su propia velocidad, y no con un calendario establecido por políticos, a quienes lo único que les importa es ganar electores para la siguiente elección.
Lo que le importa a Krieble es restaurar la grandeza del país.
"Durante generaciones, ¿por qué la gente se desarraigó para venir a los Estados Unidos?, preguntó. "No fue para recibir los beneficios sociales ni el Seguro Social. Fue por la libertad, la oportunidad y la igualdad. Entonces, ¿quién puede salvar a los Estados Unidos y volver a nuestros valores? No son nuestros hijos quienes, en la actualidad, son unos consentidos malcriados. Son los nuevos inmigrantes que saben de qué se trata este país. Son los que nuevamente pueden convertir a Estados Unidos en el gran faro del mundo."
Otra vez, correcto. La Solución de la tarjeta roja quizás no sea perfecta. Pero el mensaje detrás de ella está muy cerca de serlo.
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