Ver una pesadilla
En la historia encontramos numerosos ejemplos de personas inocentes que fueron sancionadas por delitos que no cometieron.
No hay que pensar demasiado para recordar a algún individuo que fue noticia por algún acto atroz y que años más tarde fue exonerado por no haberlo cometido.
Cuando ocurre algo así, generalmente nos encogemos de hombros y decimos, "Qué lástima", y tratamos de no pensar en la destrucción de la vida de aquellos acusados en falso. Uno puede pensar, "No hay nada que yo pueda hacer".
Pero hay algo que deben hacer: dedicar un par de horas para observar la valerosa manera en que sobrevivió un grupo de individuos que sufrió ese tipo de pesadilla. Vean el nuevo film de Ken Burns "Los cinco de Central Park", que saldrá al aire en las estaciones de PBS de todo el país, el 16 de abril.
Si nunca han oído hablar de los Cinco de Central Park, o bien son muy jóvenes o no prestaron atención al caso de la Jogger de Central Park, ocurrido en la primavera de 1989 y considerado como el crimen del siglo de la ciudad de Nueva York. Una joven blanca fue brutalmente golpeada y violada en el característico parque de la ciudad. Poco tiempo después, cinco jóvenes —cuatro negros y un latino-que estaban en otra parte del parque de 800 acres, fueron tachados de violadores que merodeaban en el lugar.
Este film lo traslada a uno al medio de la cosmopolita y al mismo tiempo adusta ciudad de Nueva York a fines de los 80. Lo pone a uno en la piel de los millones de personas que se sintieron indignadas y aterrorizadas por este incidente, porque representaba perfectamente todos los temores que sentían sobre la decadencia urbana, la erosión de la decencia básica y el surgimiento de una generación de adolescentes "salvajes", a quienes no podía domesticarse.
Antron McCray, Kevin Richardson, Yusef Salaam, Raymond Santana y Korey Wise, que tenían entre 14 y 16 años, pagaron por todos los pecados de una ciudad que tuvo que admitir que hasta sus zonas adineradas no proporcionaban un lugar seguro para vivir. En los barrios de bajos ingresos de la ciudad, la pesadilla obligó a que algunos padres reconocieran que estaban asustados de sus propios hijos.
Los cinco muchachos fueron sometidos a interrogatorios agresivos de entre 24 y 30 horas de duración, por veteranos detectives de homicidios, que les prometieron que podrían ir a casa si confesaban. Se les negó agua, alimentos y sueño.
No se trataba de muchachos con antecedentes penales. Provenían de familias intactas, aunque pobres, que nunca habían interactuado con el sistema de justicia penal y no tenían idea de cómo proceder en la situación en que se hallaban. Cuatro de los cinco muchachos confesaron, en un video, ser culpables de una golpiza y una violación que no habían cometido.
Los cinco cumplieron la totalidad de sus sentencias, entre seis y 13 años, y aún cuando el violador en serie Matías Reyes confesó haber cometido el crimen en 2002, han pasado la última década tratando de limpiar su nombre.
"Éste es el film más periodístico que hemos realizado hasta la fecha", dijo Burns, ansioso por incluir los nombres de sus co-directores, David McMahon y su hija Sarah Burns, autora de "The Central Park Five: A Chronicle of a City Wilding", antes del suyo. "Eliminamos nuestras voces [del film] y ejercimos concientemente un enorme auto-freno —no quisimos que esto fuera un trabajo de defensa sesgado lleno de grandes carteles de neón y flechas indicadoras y descriptores emocionales en el texto narrativo. Estábamos ansiosos por ser completamente justos y permitir que la historia se contara a sí misma. Uno puede comenzar a ver el film diciendo 'Sé que son culpables' y después escucha y llega a su propia conclusión".
Tenemos ese lujo —una extravagancia con la que ni siquiera contó el jurado en el caso penal. He aquí mi señal en neón para ustedes mientras ven el film: Busquen a Ronald Gold, jurado No.5, que estaba convencido de la inocencia de los acusados durante todas las deliberaciones, y aún así admite que, al final, estaba tan cansado y bajo tal presión para decir que eran culpables que se avino al veredicto de culpabilidad sólo para poder irse a casa.
"Los cinco de Central Park" no es una película que deban ver para enterarse de algo que sucedió hace un cuarto de siglo. Es un film que deben estudiar para identificar que impediría que acusáramos rápidamente a los más vulnerables la próxima vez que, impulsado por el horror, el público procure una retribución inmediata.
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