Cuando estoy en Nueva York o Washington, la gente habla apasionadamente sobre la deuda y batallas políticas. Pero en las salas aquí en Yamhill, donde crecí, un espectro diferente despierta a los amigos por las noches.
Es el desempleo.
He pasado una parte del verano visitando a viejos amigos aquí, y no puedo dejar de sentir que tanto los políticos como los periodistas nacionales se han equivocado con respecto a los empleos. Aproximadamente 25 millones de estadounidenses están desempleados o subempleados –lo cual equivale a más de 16 por ciento de la fuerza laboral– pero los empleos no han sido una prioridad, y por mucho, en la agenda nacional.
Cuando los estadounidenses son encuestados con respecto al tema que más les interesa, la respuesta es, los empleos, por un margen de dos a uno. El diario Boston Globe encontró que durante la "sesión del concejo" del Presidente Barack Obama por Twitter el mes pasado, el tema sobre el cual más quería preguntar la población era, por mucho, el de los empleos. Sin embargo, durante las últimas dos semanas de sesiones informativas de la Casa Blanca, es mucho más probable que los reporteros inquieran sobre la guerra política con los republicanos.
Un estudio por parte del Diario Nacional arrojó algo similar: los artículos periodísticos sobre el "desempleo" al parecer se desplomaron durante los últimos dos años, en tanto las referencias al "déficit" se dispararon.
No existen curas rápidas para el desempleo, pero Washington podría volver disponible recursos federales de manera temporal para pagarles a profesores que, por lo demás, están siendo despedidos. Podríamos incrementar el gasto en programas de servicio como el AmeriCorps.
El Presidente Obama está haciendo las declaraciones correctas en últimas fechas con respecto a la creación de empleos. Sin embargo, las está haciendo con mucha tibieza, en tanto su agenda de empleos parece anémica; al tiempo que el Congreso republicano está expresando los comentarios erróneos, totalmente.
A menos que más gente esté trabajando, pagando impuestos y efectuando pagos a sus hipotecas, es difícil ver cómo reviviremos la economía o encontraremos solución a la deuda en el largo plazo. Si bien la deuda es un problema legítimo, la prioridad debería ser la de poner a la gente de vuelta en el trabajo.
Sr. Obama, con 25 millones de estadounidenses sufriendo, ¿peleará usted para poner los empleos en la cima de la agenda nacional?