Presencia ilegal y trabajo no autorizado no son crímenes
Pese a ello, la administración Obama sigue
adelante manejando la inmigración como un problema policial exclusivamente,
renuente o incapaz de priorizar crímenes peligrosos por sobre el enjuiciamiento
de inmigrantes indocumentados.
Los enjuiciamientos por infracciones
migratorias no criminales (infracciones menores por ley) se incrementaron tres
veces más en un 259 por ciento, en contraste con los enjuiciamientos criminales
que crecieron 77 por ciento entre 2007 y el 2010.
El grueso de los enjuiciamientos criminales
no fue por tráfico de armas, de drogas y la trata de seres humanos, pero sí por
el ominoso crimen, a ojos de la Casa Blanca y del Congreso, de "entrada ilegal"
a los Estados Unidos.
Contrario a la demagogia de hoy, la historia
legislativa de la Ley de Reforma y Control de Inmigración de 1986 –IRCA- confirma que la decisión del Congreso
fue la de "no criminalizar el trabajo no autorizado".
"Ni tampoco existe ninguna otra ley federal
criminal que haga de la presencia ilegal en los Estados Unidos, por sí solos,
un crimen federal," afirmó la Corte Federal de Apelaciones del Noveno Circuito,
asestándole un letal golpe a los "atricionistas" de Arizona, una culpa que la
administración Obama comparte plenamente, pese a que actuó como fiscal en
contra de la Ley SB 1070 de Arizona.
"Falta de liderazgo", "irresponsabilidad
legislativa", "negligencia", "retrógrada", "doble", "agresiva", e
"indiferente", Roxie Bacon ex asesora legal del Servicio de Inmigración y
Ciudadanía –USCIS- no se guardó ningún calificativo para describir la verdadera
naturaleza de cómo funcionan las cosas en Washington y su verdadera intención
en materia migratoria.
Después de las cortes, han sido las poderosas
corporaciones de Arizona –no la Casa Blanca ni el Congreso, mucho menos las
milicias sanguinarias- las que ejercieron su influencia para reclamar una
"reforma migratoria significativa".
En el caso de Arizona, contrario a las
insensatas politiquería, demagogia, del amedrentamiento, ha sido el poder del
dinero el que se hizo escuchar y empujó nada más y nada menos que al Congreso
de Arizona para que reverse su última tanda de legislación anti inmigrante.
Entre las decisiones de las cortes en defensa
de la Constitución, y el sentido común-monetario de las corporaciones, quizá
sea cuestión de tiempo para que el Congreso y la Casa Blanca vuelvan a sus
cabales. Pero la política y las
chusmas son amantes caprichosos y nada saben de equidad y justicia para todos.
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