Crisis mundial de precios de alimentos
Los precios mundiales de los alimentos batieron un récord en enero,
impulsados por los enormes aumentos de los precios del trigo, el maíz, el
azúcar y los aceites: un impacto brutal para los países en desarrollo, que
gastan gran parte o incluso la mayoría de sus ingresos en alimentos básicos. Unos
culpan el aumento de precios a los biocombustibles, otros dicen que se debe al
desarrollo de China e India, lo cual representa muchos millones de personas que
incrementan el consumo. Sin embargo, innumerables informes internacionales de
la ONU señalan que no existe escasez de alimentos, sino que éstos están mal e
inequitativamente distribuidos a nivel mundial. La ayuda humanitaria ha sido un
paliativo insuficiente.
Los que responsabilizan a los biocombustibles tienen parte de la razón:
Brasil, debido a la escasez de gasolina, produce etanol procesando la caña de
azúcar desde hace 20 años y ha desatado una verdadera fiebre por los
biocombustibles. Los agricultores estadounidenses duplicaron sus sembradíos de
maíz para fabricar etanol y disminuir el consumo de gasolina. Otros países han
encontrado diversos productos agrícolas para producirlos: la soja, las semillas
oleaginosas, los cereales, el coco; todo puede ser utilizado en esta nueva
industria.
El director de la FAO declaró que la producción de biocombustibles
genera incertidumbre –por no decir hambrunas– y requiere una estrategia que
considere las necesidades de las poblaciones más vulnerables. En los últimos
nueve meses el precio de los alimentos ha subido escandalosamente. Uno de los
elementos que ha influido en el alza de los productos agrícolas es el aumento
en el precio del petróleo. Eso estimula la siembra de granos que se pueden
transformar en biocombustibles y determina que disminuya la producción de otros
alimentos, lo que crea un círculo vicioso con alzas o escasez en los artículos
básicos.
¿Por qué sube el azúcar? Los científicos han creado baterías
biodegradables que funcionan con cualquier tipo de azúcar y duran de tres a
cuatro veces más que las de litio. Las calculadoras funcionan con estas
baterías, y se pretende utilizar el azúcar para notebooks, celulares y
reproductores portátiles de música que podrían salir al mercado en dos años.
Las consecuencias de esta crisis alimentaria en la Era Tecnológica van
mucho más allá de la economía. La gran pregunta acerca de los levantamientos
contra los regímenes corruptos y opresivos en Oriente es: ¿por qué están sucediendo
ahora? Hay pocas dudas de que el hecho de que el precio de los alimentos esté
por las nubes ha sido un desencadenante importante en la cólera popular. La
gravedad de la situación tuvo que ser reconocida cuando ya en 37 países se
habían registrado disturbios por la carestía de los alimentos. Desde Egipto
hasta Haití se registraron protestas porque ya ni siquiera se podía comprar
harina para hacer pan.
Sin embargo, las pruebas cuentan una historia diferente, mucho más
siniestra. Aunque hay varios factores que han contribuido a la drástica subida
de los precios de los alimentos, el más sobresaliente es la medida en que los
acontecimientos meteorológicos adversos han alterado la producción agrícola. A
medida que aumentan las concentraciones de los gases de efecto invernadero, trastornan
el clima, y provocará que suba más el precio de los alimentos. Eso sería sólo
el principio.
¿Por qué roban el cobre de las tuberías? La relación entre el
crecimiento industrial y la demanda de cobre ha aumentado mucho más que la de
los alimentos. En China aumenta el consumo de carne, y, a la vez, el incremento
en la demanda de pienso para los animales. El algodón, para la fabricación de
telas, compite por la tierra con los cultivos destinados a la alimentación. La
producción subvencionada de etanol consume muchísimo maíz y este sube de
precio.
El crecimiento de la población mundial, las malas políticas
energéticas, y el cambio climático debido a la contaminación ambiental han
contribuido enormemente a incrementar la crisis de alimentos; una crisis
global. El culpable del aumento de las tortillas no es nuestro presidente
Felipe Calderón Hinojosa, ni don
Andrés López Obrador, tampoco Enrique Peña Nieto.
Contribuiremos a evitar
una catástrofe en la medida que aprendamos a cuidar el medio ambiente y
utilizar con responsabilidad nuestros recursos. No hay necesidad de buscar culpables.
betrevino@prodigy.net.mx
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