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Dinero erosiona el pacto de silencio

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Familiares de los 33 mineros que estuvieron atrapados durante 69 días habían dicho que la misa especial del domingo sería una oportunidad para que los mineros encontraran un cierre y comprensión.

Mientras uno de ellos, Omar Reygadas de 56 años abandonó el servicio y caminó con su familia hacia la tienda de campaña donde había vivido mientras los hombres estaban atrapados; lo rodeaban camarógrafos y fotógrafos. Entre la muchedumbre, empujaron a su bisnieta de dos años, la que empezó a llorar. Cuando Reygadas la levantó, un camarógrafo se acercó enfocando de cerca.

Con gorra de béisbol y anteojos oscuros, Reygadas permaneció tranquilo en el resplandor mediático, pero reveló poco de lo que el mundo había estado esperando oír: Las propias historias de los mineros sobre la vida en su prisión subterránea.

"He tenido pesadillas estos días", dijo Reygadas desde la apretada tienda, mientras los reporteros se empujaban para encontrar espacio. "Pero la peor pesadilla es todos ustedes".

Dijeron que firmaron un pacto para no revelar detalles sobre su terrible experiencia, los mineros han contado poco desde el rescate la semana pasada. No obstante, muchos han aclarado que ya empezaron las ofertas para que den su propia versión, lo que refleja la complejidad detrás de un historia para sentirse bien, de esperanza y perseverancia, que siempre estuvo cargada de los desafíos económicos que enfrentaron los mineros chilenos.

El sábado, en una zona de casas de ocupantes ilegales en la barriada de Juan Pablo Segundo en Copiapo, a una hora de la mina, los reporteros se arremolinaban frente a la casa de Carlos Mamani, el boliviano de 24 años.

Su esposa Verónica Quispe dijo que cobraban por las entrevistas, incluso las de reporteros de Bolivia, donde se considera a Mamani un héroe nacional. Comentó que viajarían esta semana para hablar sobre una oferta de trabajo que su marido recibió del presidente Evo Morales.

"Somos pobres; miren el lugar donde vivimos", dijo Quispe, entornando los ojos bajo el sol del desierto. "Ustedes viven de nuestras historias, así es que ¿por qué no podemos ganar dinero con esta oportunidad para alimentar a nuestros hijos?".

Mineros han pedido como mínimo 40 dólares y hasta 25.000 dólares por las entrevistas. Algunas agencias de noticias han ofrecido llevarlos en avión a Japón, Alemania o Italia para hacerles entrevistas exclusivas. Algunos reporteros que pasaron semanas viviendo en el Campamento Esperanza, la aldea de tiendas de campaña que surgió cuando las familias llegaron al sitio, intercambiaron cartas con mineros bajo tierra y éstos pidieron grandes sumas por entrevistas una vez que salieran.

Incluso, el minero Marcos Aciares, quien se suponía debía formar parte del turno fatídico el 5 de agosto, ha estado recibiendo dinero. Aciares, de 43 años, dijo que le cobró a una televisora chilena dos millones de pesos, cerca de 4.,175 dólares, por una entrevista.

Otros mineros de la Compañía Minera San Esteban, que cerró la mina San José después del accidente, sienten que se quedaron rezagados. Unas cuantas docenas protestaron el domingo exigiendo el pago de su indemnización. No todos los mineros se han negado a hablar sin pago.

A poca distancia caminando desde la casa de Mamani, por una mescolanza de viviendas insalubres, Susana Valenzuela, de 52 años, la compañera del minero Yonny Barrios de 50, no tuvo problemas para hablar.

"¡Sólo tráiganme una botella de sidra!", dijo al equipo de un noticiero argentino, refiriéndose a una popular bebida en Argentina. Los argentinos pronto despacharon a un productor para que comprara una botella. Después, Barrios, de voz suave, apareció en el porche para saludar, bajo un letrero que decía: "Te amo, mi Tarzán".

"Perdí la esperanza varias veces", dijo él, sobre los primeros 17 días antes de que los cuerpos de rescate supieran que los mineros estaban vivos. "Pero tenía a Dios para hablar con él", agregó. "Realmente, no puedo decir mucho más".

Pareciera que se está desintegrando el pacto, mencionado a menudo, entre los 33 hombres. Por ejemplo, ABC News dijo que preparaba la transmisión de una entrevista exclusiva con Mario Sepúlveda, de 40 años, quien surgió de la mina exaltado y dirigiendo porras. "ABC consiguió de la familia la licencia sobre un material", dijo la portavoz Alison Bridgman, impugnando la idea de que ABC pagó por la entrevista. Sepúlveda habló con el tabloide británico The Mail el domingo porque el periódico trató a su familia "con dignidad y bondad", se dice en el artículo basado en la entrevista.

La nota de 3.365 palabras trata la desesperación que sintieron los hombres durante los primeros 17 días del tiempo que estuvieron atrapados.

"Se estaban acabando las baterías de la linterna de nuestros cascos y, después, se apagaron totalmente el día 3", dijo Sepúlveda.

En la entrevista, describió su búsqueda desesperada de una salida en el derrumbe. "Caminé por horas", dijo. "Encontré un pozo de ventilación. Era un pozo que debería tener una escalera. Sí la tenía, así que empecé a subir".

Sin embargo, tras subir unos 150 pies, ya no había más. Los hombres se encontraban a 2.060 pies bajo la superficie. 

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