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Sólo una vez durante su comparecencia ante el Congreso el 24 de septiembre, el comediante Stephen Colbert dejó de personificar el prepotente personaje conservador que le ha dado fama. Fue en el momento cuando la representante Judy Chu preguntó por qué él escogió trabajar en el tema de trabajadores inmigrantes. Colbert levantó su mano derecha, acarició su impecable cabello y dijo: "Me gusta hablar acerca de gente que no tiene ningún poder. Y simplemente parece que uno de los grupos con menor poder en Estados Unidos es el de trabajadores migratorios que vienen y hacen nuestro trabajo, pero no tienen derechos".

Aun así, la presentación de Colbert ha sido tildada como un acto de circo, algo inapropiado e, incluso, ofensivo. No obstante, honestamente fue un acto satírico brillante, protagonizado por un hombre con una capacidad inigualable de destacar aspectos absurdos de la política estadounidense.

Pocos temas ofrecen tal cantidad de incoherencias y contradicciones como el de la inmigración. Basta con examinar el argumento trillado de que los inmigrantes le están quitando empleos a los estadounidenses. Eso sería cierto si los estadounidenses tuvieran mayor interés en dichos trabajos. Pero, en general, no lo tienen y menos aún cuando se trata de la industria agropecuaria.

En California, donde uno de cada ocho adultos está actualmente desempleado, granjeros han puesto 1.160 anuncios de empleos agrícolas desde enero. Según un análisis de la Associated Press, sólo 233 estadounidenses o residentes permanentes han solicitado dichos empleos y sólo un granjero contrató a algunos de ellos, 36 en total.

El hecho es que hoy en día más de un millón de personas son campesinos en Estados Unidos; entre la mitad y tres cuartas parte de ellos laboran ilegalmente en el país. El resto son, en mayoría, residentes legales o trabajadores en condición de huéspedes temporales.

Hace unos meses, la Unión de Campesinos (UFW, según sus siglas en inglés) lanzó la campaña nacional "Tomen nuestros trabajos", con el propósito de atraer estadounidenses a las granjas, un reto que Colbert aceptó y por lo cual terminó dando testimonio en el Congreso. Desde el 24 de junio, 8.600 personas han expresado interés, pero sólo siete laboran ahora a tiempo completo en el campo.

Colbert trabajó en el campo por un día. Luego, convirtió esa oportunidad en auto-burla – el experto nacido en sólo una jornada laboral – y en una ridiculización de aquellos congresistas que pretenden dejar todo en manos del mercado.

"Esta breve experiencia", dijo en la audiencia, "me hizo entender algo del por qué tan pocos estadounidenses están clamando por empezar una carrera excitante como campesinos".

"Entonces, ¿cuál es la solución?", preguntó Colbert. "Estoy a favor del libre mercado. Normalmente dejaría esto en la mano invisible del mercado, pero incluso la mano invisible no quiere recoger habichuelas".

Según el economista agrícola Philip Martin, de la Universidad de California en Davis, más estadounidenses estarían interesados en esta clase de empleos si los salarios aumentaran hasta, por lo menos, alcanzar 15 dólares por hora. Sin embargo, agregó Martin, antes de que eso ocurra, es más factible que los granjeros mecanicen más la labor agrícola para reducir la mano de obra al mínimo.

En otras palabras, a los estadounidenses nunca se les ofrecerá lo suficiente para que hagan esos trabajos. Y como nunca habrá "verduras que se cosechen a sí mismas", como sugirió Colbert como alternativa, los granjeros continuarán usando agricultores inmigrantes como la mejor y menos costosa opción.

El Gobierno federal ha ofrecido por años visas temporales para satisfacer esa necesidad de obreros extranjeros. El Programa de Trabajadores Huéspedes H-2A, sin embargo, es usado muy poco debido a los trámites burocráticos que resultan costosos y complicados.

No sorprende, entonces, que tanto los agroempresarios como campesinos estén a favor de una legislación que les permita a los empleados ilegales del campo legalizar su situación, después de cumplir dicha labor por varios años. El proyecto que ofrece esa solución, conocido como AgJOBs, fue motivo de la audiencia.

Tristemente, una legislación muy similar ha sido presentada año tras año en el Congreso durante más de una década, pero todavía no ha habido avance alguno para su aprobación. Y este año no será distinto. Es difícil pasar una legislación razonable como ésta con congresistas como el republicano Steve King de Iowa, que culpan a los inmigrantes ilegales por los salarios pobres y las tristes condiciones laborales en las granjas, sugiriendo que sin ellos todo se resolvería.

Mientras tanto, los trabajadores agrícolas continúan recogiendo nuestras frutas y verduras, pero en ningún estado del país tienen derecho a organizarse en sindicatos y en 15 de esas entidades tampoco reciben compensación alguna en caso de accidentes, como destacó el presidente de la UFW, Arturo Rodríguez, en el testimonio que brindó junto con Colbert.

Rodríguez dijo en una entrevista que, como la mayoría de campesinos, inicialmente él no había nunca escuchado hablar del comediante. Pero ahora que sabe quién es, le está muy agradecido porque ha ayudado a traer "toda una nueva audiencia a este tema". Seis días después de la presentación, sólo en la página de Internet de la cadena del Congreso, CSPAN, más de 800.000 personas habían mirado una parte, al menos, de la comparecencia de Colbert.

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