Política exterior auspiciando a útiles dictadores
Es un alivio escuchar algo de honestidad cuando se aborda el dilema de Estados Unidos en el intento de auspiciar "útiles autócratas" como el egipcio Mubarak, mientras tardíamente pretende aparecer como si respetara la lucha del pueblo egipcio en procura de su dignidad.
El candor radica en admitir abiertamente cómo Estados Unidos activamente auspicia a "regímenes matones" adeptos en reprimir a sus pueblos, y socava a gobiernos democráticamente electos como lo hizo en Irán en 1953 y en Chile en 1973.
Esta honradez respecto a Egipto y la política exterior estadounidense, no la observamos en el Departamento de Estado de Hillary Clinton, ni en el Nobel de la Paz el presidente Obama, pero en Joshua Keating, editor asociado de la revista 'Foreign Policy' quien fuera entrevistado la semana pasada por la Radio Pública Nacional (NPR).
"Un régimen matón…aporta apoyo, estabilidad, inteligencia y un muro defensivo contra fuerzas consideradas más adversas a los intereses estadounidenses", aseveró a manera de introducción el periodista Robert Siegel de NPR al introducir el tema intitulado "Realidad Diplomática: Como en Egipto, los Estados Unidos frecuentemente se apoya en "autócratas útiles".
Siegel reconoció la clave del dilema al plantear esta pregunta: ¿Piensa usted que es inevitable que tengamos aliados o estados clientes o subrogantes regionales que se quedan embarazosamente cortos tocante a democracia y derechos humanos?
Esta cándida discusión de cómo funciona internamente la "realidad diplomática" estaba del todo carente de preocupaciones morales. Keating veía este doble estándar como inevitable, e incluso hizo una aseveración escalofriante de que el problema no es la naturaleza brutal de estos regímenes antidemocráticos, contrarios a los Derechos Humanos, sino en el "delicado juego por hallar el balance" de nuestra política exterior, y en la "necesidad" de buscar aliados autócratas.
"El problema es, como lo observamos en Egipto, que estos tipos no duran para siempre", afirmó Keating.
A los ojos de los "diplomáticos realistas" dictadores como Joseph Stalin en la ex Unión Soviética, Mabutu en Zaire, el régimen de Diem en Vietnam del Sur, hoy Mubarak en Egipto, y todo un séquito de brutales dictadores en Latinoamérica, sirvieron el propósito de ganar guerras calientes y frías, asegurar recursos, y una regular clientela de armas por décadas.
Refrescante es oír los hechos de nuestra política exterior discutidos abiertamente, pero debemos preguntarnos por cuánto tiempo considerando que la Casa Blanca sigue denegando la evidencia, y nuestros propios medios de comunicación fundamentalistas intimidan a los estadounidenses a pensar que se desatarán las fuerzas del mal islámico si el "matón útil" llega a caerse.
No pudimos evitar notar que el anfitrión, NPR, de esta abierta discusión tuvo por auspiciador al radical canal FOX, ni más ni menos. La ironía de este trueque es demasiado grosera como para ignorarla, un verdadero as del periodismo aquejado de problemas financieros alimentándose ahora de la mano de su Némesis.
Mientras que Mubarak quizá finalmente renuncie, la búsqueda de la dignidad por parte del pueblo egipcio sigue sin figurar en la política exterior estadounidense.
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