Estoy segura de que ustedes han leído sobre las riadas mortales que han devastado la zona del este de la Península Ibérica durante el mes pasado. La ciudad de Valencia, mi ciudad natal, no fue afectada, pero la provincia se colapsó con un año de lluvia que cayó en unas horas. Por lo menos 220 personas fallecieron. La precipitación fue acompañada de vientos con fuerza de tornado causada por un fenómeno meteorológico llamado DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Este es un término relativamente nuevo; antes se conocía como “La Gota Fría”, y consistía de lluvias frías con granizo y fuertes vientos. La DANA ahora aparece durante las últimas semanas del verano y el principio del otoño, cuando el Mediterráneo está muy caliente todavía, y los frentes fríos llegan de las montañas, creando tormentas circulares que pueden durar durante días. Generalmente, la DANA no es tan destructiva como la de este año, porque llegó inesperadamente y las autoridades locales no avisaron a las poblaciones, en particular en las regiones rurales.

Matt Taylor, un meteorólogo de la BBC, confirma que, aunque han existido tormentas parecidas en el pasado—hubo una en 1973 de fuerza similar a la DANA de este año—ahora son más comunes a causa del cambio climático. El Mediterráneo más cálido crea más humedad y energía que alimentan los frentes fríos. La cuestión para los lectores americanos es preguntarse cómo las ciudades, las regiones e inclusive los países pueden prosperar sin la realización del impacto del cambio climático. ¿Cómo va a progresar Estados Unidos con un presidente que no cree en el cambio climático? 

Me acuerdo que cuando vivíamos en Madrid, la ciudad de Valencia sufría riadas serias y nos preocupábamos por el resto de nuestra familia que vivía allí. Nosotros habíamos vivido en la Calle del Turia—llamada así por su proximidad al río. En una ocasión mi padre tuvo que ir en autobús, puesto que no teníamos coche entonces, para ver cómo estaban las dos tías ancianas que se habían mudado a nuestra antigua casa. La última riada de Valencia fue del 13 al 14 de octubre en 1957, probablemente el año del viaje de mi padre. En nuestras visitas veraniegas podíamos ver marcas en las paredes de las tiendas indicando la altura que había alcanzado el agua. Ahora ustedes se pueden preguntar, ¿por qué ya no se inunda la ciudad de Valencia?

En esta ocasión, hay que dar crédito al gobierno de Francisco Franco que financió una serie de proyectos para desviar el Río Turia fuera de Valencia, el llamado “Plan Sur”, que duró desde 1958-1973 hasta ser completado. No solamente se solucionó el problema con las inundaciones, sino que la ciudad experimentó un tremendo resurgimiento con esos terrenos en su centro. El viejo cauce del río ha proporcionado diez puentes, algunos para crear carreteras y vías de trenes también. Por ejemplo, existe una carretera entre el puerto marítimo y el aeropuerto, esquivando el tráfico de la ciudad.

El resultado más hermoso de este plan ha sido el Jardín del Turia, que es uno de los parques urbanos más grandes en España. Además de jardines, fuentes, un zoológico, campos de deportes, zonas verdes para ferias y grandes eventos, como el circo o fuegos artificiales, el cauce del río ha dado lugar a las obras monumentales de Santiago Calatrava y a otros famosos arquitectos.

Calatrava nació en Valencia en 1951 y él es además ingeniero y escultor, de aquí su originalidad e impacto visual de sus estructuras creadas con acero, cristal y hormigón en caprichosas formas de pájaros, tortugas o dinosaurios. Solamente en el Jardín del Turia se encuentran la Ciudad de las Artes, y las Ciencias, L’Hemispheric (el planetario, en forma de un ojo reflejado en un lago), el Palacio de las Artes y el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe (que parece el esqueleto de una ballena) y el más asombroso el Palacio de las Artes Reina Sofía (conocido como la peineta), y donde se encuentra la Orquestra de la Comunidad Valenciana.

No es de extrañar que Valencia acoja a más de tres millones de turistas al año y haya sido votada como la ciudad más verde en Europa este año y sea uno de los 52 lugares que hay que visitar de acuerdo con el New York Times.