Lo prometido es deuda y eso nadie podrá sacárselo de la cabeza al presidente Donald Trump, que este fin de semana volvió a insistir en la construcción de un muro en la frontera con México para frenar la entrada de inmigrantes. Un año después de tomar posesión de la Casa Blanca, la Administración Trump ha presentado por primera vez al Congreso un plan detallado de construcción para los siguientes diez años. El coste del muro sería de 18,000 dólares, además de otros 5,700 millones de dólares en mejoras tecnológicas de vigilancia y el refuerzo de las fuerzas fronterizas, explica La Vanguardia.

El polémico muro topa con la oposición de senadores y congresistas, pero Trump ha encontrado la moneda de cambio: la suerte de los “dreamers”, es decir, los miles de jóvenes indocumentados que viven en EE. UU amparados por la ley DACA, un programa implementado por el expresidente Barack Obama en 2012 que da permiso temporal para vivir y trabajar en el país a los inmigrantes que entraron en EE. UU con menos de 16 años. El presidente Trump ordenó en setiembre la derogación de esta ley, dejando a miles de “dreamers” en un limbo legal, bajo riesgo de deportación.

Se calcula que en EE. UU residen alrededor de 700,000 Dreamers, la gran mayoría mexicanos. Al menos unos 200,000 debían renovar su permiso DACA este año (el permiso DACA es temporal y debe renovarse cada dos años, siempre y cuando el beneficiario no haya cometido ningún crimen). Trump ha dado un plazo al Congreso hasta marzo para que formule una legislación alternativa para controlar la situación de los Dreamers, muchos de los cuales no tienen ningún tipo de vínculo con su país natal, ya que abandonaron el país en pañales.    

 “El debate no ha hecho más que empezar”, dice La Vanguardia, recordando que representantes demócratas en el Congreso, entre ellos la portavoz Nancy Pelosi, “ya han puesto el grito en el cielo ante este chantaje”.  

“El muro es la gran obsesión de Trump. El signo de su mandato. La división como fuerza motriz e imán electoral”, comenta el diario español El País. Sin embargo, el presidente ignora que el saldo migratorio con México es negativo desde hace cinco años (salen más mexicanos de EEUU que entran) y que las redes de narcotráfico operan en carreteras, aeropuertos y puertos, no cruzando la frontera a pie. “En el imaginario xenófobo, México es el origen de muchos de los males que azotan a Estados Unidos, desde los bajos sueldos hasta la criminalidad”, dice El País

El año solo acaba de empezar. Pero para Lluis Bassets, director adjunto de El País, está claro que “el mayor factor de riesgo para 2018 se llama Trump”, escribe en una editorial publicada este domingo, después de analizar los comentarios de diversos analistas. “Y mientras Trump esté en la Casa Blanca, los líderes autoritarios contarán con su aval; Rusia y China se sentirán con mayores márgenes de acción; y prosperarán las rivalidades entre potencias regionales, como India y Pakistán o Irán e Irak, que la presidencia disruptiva de Trump estimula más que evita”, escribe Bassets.