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Los Protectores del Agua] se manifiestan contra el oleoducto de acceso al crudo de Dakota, cerca de la reserva Sioux de Standing Rock en Cannon Ball, Dakota del Norte. Fotografía: Andrew Cullen/Reuters
Los Protectores del Agua] se manifiestan contra el oleoducto de acceso al crudo de Dakota, cerca de la reserva Sioux de Standing Rock en Cannon Ball, Dakota del Norte. Fotografía: Andrew Cullen/Reuters

Cuatro años después, los manifestantes del Oleoducto de Dakota obtienen una victoria

Una orden judicial dictaminó que el oleoducto de acceso de Dakota, al Norte de Illinois, deberá cerrarse en espera de una revisión ambiental.

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Después de que la Administración Obama hubiese dicho “no” al oleoducto que comunicaría a Canadá con el Golfo de México, durante el mes de marzo del 2017 el Departamento de Estado emitió un permiso que autorizaba a TransCanada a llevar a cabo el proyecto del oleoducto Keystone XL en Dakota, para transportar crudo hacia las refinerías de la costa del Golfo.

Varios especialistas advirtieron el riesgo de daños irreparables al medio ambiente; activistas por la protección del agua reclamaron desde un campo de resistencia que los derramamientos de crudo podrían poner en riesgo a los residentes y contaminar el río Missouri, y varias tribus de indios americanos reclamaron la violación al Tratado de Fort Laramie de 1851 que les otorgaba el derecho a permanecer en su tierra ancestral. Pero todo fue en vano. El oleoducto se construiría por sobre todas las cosas.

Cuatro años después, y tras arduas protestas y batallas legales, el juez James E. Boasberg del Tribunal de Distrito de Columbia anuló el permiso federal que había permitido que el oleoducto funcionara mientras el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, que concedió los permisos para el oleoducto en primer lugar, realiza un amplio examen del impacto ambiental, explicó el New York Times.

En su opinión, el juez Boasberg escribió que el tribunal era "consciente de la perturbación que causará ese cierre" pero que tenía que considerar el "daño potencial cada día que opera el oleoducto".

La decisión, que podría ser objeto de apelación, es una victoria para la Tribu Sioux de Standing Rock y otros grupos nativos americanos y ambientalistas que han luchado contra el proyecto durante años, y una derrota significativa para el Presidente Trump, que ha tratado de mantener vivo el Oleoducto de Acceso de Dakota.

"Hoy es un día histórico para la Tribu Sioux de Standing Rock y las muchas personas que nos han apoyado en la lucha contra el oleoducto", dijo Mike Faith, el presidente de la Tribu Sioux de Standing Rock, en una declaración.

"Este oleoducto nunca debió haber sido construido aquí", agregó. "Se lo dijimos desde el principio".

Por su parte, Energy Transfer, la compañía de Texas que es propietaria del oleoducto, dijo en un comunicado el lunes que presentaría una moción para suspender la decisión, y si eso fallaba, apelar a un tribunal superior.

"Vamos a seguir de inmediato todos los procesos legales y administrativos disponibles y confiamos en que una vez que la ley y el registro completo se consideren plenamente, el oleoducto de acceso de Dakota no se cerrará y que el petróleo seguirá fluyendo", dijo.

Sin embargo, la victoria legal de la tribu nativa y de los activistas ambientalistas es un símbolo más del alcance de las luchas sociales durante la era Trump.

“La historia del Oleoducto de Acceso de Dakota es una historia tan condenatoria como cualquier otra que se cuente sobre los tratos deshonestos de los colonos y capitalistas que estafaron a este continente de sus Primeros Pueblos,” escribió Julian Brave Noisecat en su columna para la Rolling Stone, recordando cómo las protestas contra el acueducto fueron enfrentadas con perros, gases lacrimógenos, vehículos armados y más.

“En los meses y años posteriores, […] la generación de Standing Rock –la generación de jóvenes indígenas que alcanzó la mayoría de edad en el movimiento– han transformado el país indio, los Estados Unidos y el mundo,” agrega Noisecat. “Standing Rock ha dado forma a las decisiones de los tribunales, ha cambiado la política medioambiental, ha modificado las leyes y ha forzado un proceso de evaluación de una nación construida sobre el trabajo esclavo y las tierras robadas. Es un juicio que, en sus momentos más poderosos, ha reforzado el simultáneo Movimiento por las Vidas Negras.”