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La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (C) y los líderes de la Casa Demócrata, participan en una ceremonia de firma para una resolución continua para reabrir temporalmente el gobierno en el Capitolio de los EE.UU. EFE/EPA/SHAWN THEW
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (C) y los líderes de la Casa Demócrata, participan en una ceremonia de firma para una resolución continua para reabrir temporalmente el gobierno en el Capitolio de los EE.UU. EFE/EPA/SHAWN THEW

El fin del cierre: la aplastante victoria de Nancy Pelosi

El pasado viernes el presidente Donald Trump cedió a las demandas demócratas de abrir el gobierno federal para dar paso a las negociaciones sobre seguridad…

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El pasado viernes el país entero fue testigo de la victoria demócrata más importante hasta el momento.

Después de más de 30 días de cierre gubernamental por parte del presidente Trump, la Casa Blanca debió ceder ante la presión mediática y ante la estrategia de la Cámara de Representantes y poner en marcha el gobierno, sin haber logrado obtener los fondos para el muro fronterizo.

La diatriba comenzó durante el mes de diciembre, cuando la coalición Pelosi-Schumer (los representantes demócratas en el Congreso) logró que el presidente asumiera ante las cámaras la responsabilidad de un posible cierre gubernamental si no obtenía 5.6 mil millones de dólares para un muro fronterizo.

Ese breve segmento televisado sería argumento suficiente para que 800.000 trabajadores federales sin sueldo reconocieran la responsabilidad del presidente durante las semanas siguientes.

A pesar de los intentos de la maquinaria presidencial por culpar a los demócratas por la inseguridad fronteriza y el cierre gubernamental, el fracaso de Trump como negociante tuvo su hito cuando debió ceder ante la presidenta de la Cámara y renunciar a dar su discurso del Estado de la Unión, después de que Pelosi le negara el podio.

El Senado procedió a evaluar dos propuestas resolutorias en el asunto: una que contemplara las demandas presidenciales, y otra introducida por los demócratas y que sugería la reapertura del gobierno y un paquete de fondos para seguridad fronteriza que no incluía el muro.

Aunque ninguna de las propuestas sobrevivió, hubo más cruce de líneas del lado republicano que del demócrata, demostrando que, incluso dentro de su mismo partido, el presidente no tiene el apoyo suficiente para su cruzada.

Tan sólo días después, el mismo presidente accedió a abrir el gobierno por 18 días para intentar llegar a un acuerdo con los demócratas sobre su muro.

Pero si algo está claro es que todos menos un demócrata rechazarán cualquier movida que facilite su capricho.

¿Qué sucede ahora?

Ante todo, si existía algún vestigio del rechazo a Nancy Pelosi como cabecilla del Partido Demócrata en el Congreso, los eventos de los últimos días lo han pulverizado.

La presidenta de la Cámara ha surgido como verdadera vencedora en la batalla por ponerle límites al presidente Trump y como vocera del sentido común que tanta falta hace en el Capitolio.

Asimismo, si el presidente guardaba cualquier esperanza de que ceder a abrir el gobierno le otorgaría su escenario para el Estado de la Unión, la oficina de la presidenta le ha dejado nuevamente en claro que no le dará el gusto.

Drew Hammill, vocero de la Presidenta, aseguró a los medios que el discurso no se llevaría a cabo el 29 de enero como previsto, a pesar de que el presidente accediera a abrir el gobierno por 18 días.

“Le dije al presidente que cuando el gobierno abriera discutiríamos una fecha de mutuo acuerdo”, dijo Pelosi. “Espero poder hacer eso y dar la bienvenida a Trump a la Cámara de Representantes cuando así suceda”, citó USA Today.

Sin embargo, el presidente no parece dispuesto a entregar su proyecto de muro.

Durante el fin de semana su cuenta en Twitter siguió haciendo eco de su campaña, y el jefe de personal interino en la Casa Blanca, Mick Mulvaney, aseguró que “al final del día, el compromiso del presidente es el de defender a la nación, y lo hará con o sin el Congreso”.

Durante una entrevista con la cadena Fox, Mulvaney dijo que el presidente seguirá con las negociaciones, y que su inicial muro para toda la frontera ahora es una propuesta de “barreras para desalentar los cruces ilegales” en sólo 391 kilómetros “donde más se necesitan”.